El viaje nocturno y la ascensión celeste del Profeta Muhammad

LA ‘ISRA Y  EL MIˤRAŶ

En el Nombre de Allâh – el Todo Misericordioso, el Muy Misericordioso. Y la plegaria y la paz sobre la corona y sello de los enviados, sayyidinâ Muḥammad, así como sobre su familia purificada y sus nobles compañeros.

Dos acontecimiento de gran significado: el viaje del Profeta a Jerusalem (Al Quds) y su posterior ascensión a los cielos a lomos de Buraq, con la compañía de Ŷibril – sobre él la paz – (Gabriel).

En principio y a continuación, veamos una de las varias versiones de ese hecho expresadas en uno de los hadices que nos relatan ambos acontecimientos:

EL RELATO

Gloria a Aquél Quien en una noche hizo viajar a Su siervo desde la Mezquita inviolable hasta la Mezquita más lejana, aquella cuyos alrededores hemos bendecido, para mostrarle parte de Nuestros signos. Verdaderamente El es el Oyente el Vidente (Corán, 17-1)

Sería excesivamente largo este texto si debiéramos presentar todos los relatos escritos, tanto sobre el viaje a Jerusalem, como la ascensión a los cielos del Profeta Muhammad – sobre él la oración y la paz -, por lo cual vamos a relatar, por un lado todo cuanto aconteció desde su estancia en la Kaaba, siguiendo los diferentes relatos tradicionales basados en los hadices, hasta el momento de su ascensión, lo cual es relatado en el hadiz que presentamos.

Efectivamente, Muhammad se hayaba acostado en el Hatim, semicírculo que todos podréis conocer cuando circumbalais la Kaaba, cuando un ángel vino a visitarle y le abrió el pecho, extrayéndole el corazón y lavándolo en una pileta de oro llena de fé y de sabiduría para devolverlo después a su pecho de nuevo.

Posteriormente le trajo a Buraq, una montura blanca más pequeña que una mula y más grande que un asno, cuyo paso es tanto como puede alcanzar la vista. Montó en Buraq y desmontó en Jerusalem donde se encontró con los profetas Ibrahim, Musa e Isa – sobre ellos la paz – a quienes dirigió en la plegaria. Más tarde Gabriel le trajo dos recipientes, uno lleno de leche y otro de vino, pidiéndole que escogiera. Muhammad escogió la leche y Gabriel le informó que había escogido bien pues ella era un símbolo de la Naturaleza primigenia. A partir de ahí, a lomos de Buraq y acompañado de Gabriel, comenzó la ascensión cuyo relato podéis conocer leyendo el hadiz que sigue:

Dijo Rasulu-l-Lâh – sobre él la plegaria y la paz -:

Mientras que me encontraba acostado en el “Hatim”  un cierto hombre se me acercó; hendió mi pecho por debajo del esternón y me arrancó el corazón. Seguidamente me trajo una pequeña pileta de oro llena de Fe, me lavó el corazón con agua de zemzem, me lo rellenó de fe y de sabiduría y me lo devolvió a su lugar. Después se me trajo una montura blanca, más pequeña que una mula y más grande que un asno, llamada Buraq, cuyo paso puede alcanzar hasta donde llega la vista, y se me hizo montar sobre ella. Entonces hube de ascender en la compañía de Gabriel hasta el cielo más cercano y él pidió que nos abrieran. – ¿Quién está ahí? Se preguntó. – Gabriel – respondió mi guía. – ¿Y quién lo acompaña? – Muhammad -. ¿Ha sido ya enviado por Allâh como Mensajero? – Sí. – Que sea bienvenido y que su llegada sea dichosa-. Cuando entré, encontré a Adam. Gabriel me dijo: – He aquí tu padre Adam, va a saludarle-. Intercambiamos el saludo y después me dijo: – Se bienvenido, buen hijo y buen profeta- . Después de esto subimos al segundo cielo. Gabriel pidió que nos fuera abierto. – ¿Quién está ahí? Se preguntó. – Gabriel – respondió mi guía. – ¿Y quién lo acompaña? – Muhammad -. ¿Ha sido ya enviado por Allâh como Mensajero? – Sí. – Que sea bienvenido y que su llegada sea dichosa-. Fui conducido en presencia de Yahya e Isa que son primos entre ellos. Me fue dicho: -He aquí Yahya e Isa. Intercambiamos el saludo y ellos me dijeron: – Se bienvenido como buen hermano y buen profeta- . Subimos al tercer cielo, y Gabriel pidió que nos fuera abierto. ¿Quién está ahí? Se preguntó. – Gabriel – respondió mi guía. – ¿Y quién lo acompaña? – Muhammad -. ¿Ha sido ya enviado por Allâh como Mensajero? – Sí. – Que sea bienvenido y que su llegada sea dichosa-. Cuando entré encontré a Idriss. Gabriel me dijo: – He aquí Idriss, va a saludarle-. Después de haber intercambiado el saludo, Idriss me dijo: – Se bienvenido en tanto que buen hermano y buen profeta-.

Después de ello subimos al cuarto cielo y Gabriel pidió que se nos abriera. ¿Quién está ahí? Se preguntó. – Gabriel – respondió mi guía. – ¿Y quién lo acompaña? – Muhammad -. ¿Ha sido ya enviado por Allâh como Mensajero? – Sí. – Que sea bienvenido y que su llegada sea dichosa-. Cuando entré encontre a Yusuf.- He aquí Yusuf, va a saludarle-. Después de haber intercambiado el saludo, Yusuf me dijo: – Se bienvenido en tanto que buen hermano y buen profeta- . Después de ello subimos al quinto cielo y Gabriel pidió que se nos abriera. ¿Quién está ahí? Se preguntó. – Gabriel – respondió mi guía. – ¿Y quién lo acompaña? – Muhammad -. ¿Ha sido ya enviado por Allâh como Mensajero? – Sí. – Que sea bienvenido y que su llegada sea dichosa-. Cuando entré encontre a Harun.- He aquí Harun, va a saludarle-. Después de haber intercambiado el saludo, Harun me dijo: – Se bienvenido en tanto que buen hermano y buen profeta- . Después subimos al sexto cielo y Gabriel pidió que se nos abriera.- ¿Quién está ahí? Se preguntó. – Gabriel – respondió mi guía. – ¿Y quién lo acompaña? – Muhammad -. ¿Ha sido ya enviado por Allâh como Mensajero? – Sí. – Que sea bienvenido -. Cuando entré encontré a Musa. – He aquí Musa, va a saludarle – . Después de haber intercambiado el saludo Musa me dijo: – Se bienvenido en tanto que buen hermano y buen profeta. Cuando pasé junto a Musa, él se puso a llorar: – ¿Qué es e lo que te hace llorar?- , se le preguntó. El respondió: – Porque este hombre ha sido enviado después de mi, y sin embargo tendrá entre los suyos más gentes que entraran al Paraíso que entre los míos. Después subimos hasta el séptimo cielo, y Gabriel pidió que nos fuese abierto. ¿Quién está ahí? Se preguntó. – Gabriel – respondió mi guía. – ¿Y quién lo acompaña? – Muhammad -. ¿Ha sido ya enviado por Allâh como Mensajero? – Sí. – Que sea bienvenido -. Cuando entré encontré a Ibrahim. – He aquí tu padre Ibrahim, va a saludarle-. Despué de haber intercambiado el saludo, Ibrahim dijo: – Se bienvenido en tanto que buen hijo y buen profeta- . Seguidamente se me mostró el azufaifo que marca la frontera del cielo.

Sus frutos eran como vasijas de “Haŷar”, y sus hojas parecían a las orejas de los elefantes. Gabriel me dijo: – He aquí el azufaifo que marca el confín del cielo-. Yo vi entonces cuatro ríos, dos interiores y dos exteriores, siendo los ríos del paraíso. En cuanto a los dos exteriores son el Nilo y el Eúfrates. Pregunté a Gabriel: ¿qué es esto? Él me dijo es la casa poblada (Baytu-l-ma’mun). Allí entraban cada día setenta mil ángeles y una vez habían salido no volvían a entrar de nuevo. Seguidamente se me trajeron tres vasos: el primero contenía vino, el segundo leche y el tercero miel. Escogí el que tenía la leche, Gabriel me dijo entonces: – Es el símbolo de la religión que seguirás tú y tu comunidad- . Después de esto, se me prescribieron cincuenta plegarias por día. Cuando pasé delante de Musa, él me dijo: – Por Allâh, yo tengo experiencia con las gentes antes que tú, y he tratado con los judíos todo cuanto era posible de intentar con ellos. Vuelve junto a Allâh y pídele que te las disminuya-. Volví entonces junto a Allâh y me suprimió diez. Fui de nuevo junto a Musa quien me repitió lo que antes me había dicho. Volví junto a Allâh quien me suprimió otras diez, y volví junto a Musa quien me hizo la misma observación. Volví otra vez junto a Allâh quien me prescribió diez plegarias por día. De nuevo me presenté delante de Musa quien me repitió la misma observación. Al final me fueron prescritas cinco plegarias por día, y cuando volví junto a Musa, me preguntó: – ¿Cuántas plegarias te han sido prescritas?- . – Cinco plegarias por día, respondí. Entonces Musa me dijo: – Tu comunidad no podrá rezar cinco plegarias por día, pues antes que tu yo ya tuve experiencia con las gentes, e intenté con los judíos todo cuanto me fue posible. Vuelve de nuevo junto a Allâh y pídele un aligeramiento para tu comunidad-. Yo le respondí entonces – Ya he pedido demasiado, siento vergüenza ahora, me tengo por satisfecho y resignado-. Cuando me alejé de Musa, oí una voz que decía: – He fijado definitivamente Mi prescripción, y he dado un alivio para Mis adoradores-.

(De Malik Ibn Sa’sa’a, recopilado por Bujari y Muslim)

LA ENSEÑANZA DEL VIAJE Y LA ASCENSION

¿Cuál es la razón por la que Allâh ordenó realizar un número de 5 plegarias al día mientras Muḥammad – sobre él la plegaria y la paz – ascendió a los cielos y por qué no lo hizo a través de Ŷibril – sobre él la paz – como solía ser para enviarle las revelaciones de las aleyas del Corán?

¿Por qué el profeta hubo de viajar a Jerusalem (Al Quds) y desde allí ascender a los cielos y no lo hizo desde Makka o Madina?

¿Por qué hubo de ascender a los cielos? Muchas preguntas nos vienen al espíritu sobre este asunto de la ‘Isra (viaje a Jerusalem) y el Miˤraŷ (Ascensión celeste), las cuales vamos a tratar de responder en alguna medida, estando completamente seguro, que aun así, no podremos conseguir explicar todas y cada una de las dudas que pudieran surgir al efecto. Y para ello vayamos por orden cronológico.

En realidad, dos son solamente los profetas originarios o habitantes de Makka: ‘Ismaˤil y Muḥammad – sobre ambos la paz -. Los otros profetas, de alguna manera, salvo ‘Ibrâhîm – sobre él la paz – se encuentran relacionados con Al Quds, ya sea directa o indirectamente. Al Quds es una ciudad sagrada que ha sido venerada por los profetas y los próximos a Allâh y, de alguna manera, nuestro profeta debía significar su carácter sagrado realizando, por la fuerza y mandato Divinos, un acto el cual quedara registrado para la posteridad en letras gravadas a fuego.

Rasul se encontraba durmiendo en el Ḥatim mientras que Gabriel vino a él y le hizo montar a lomos de Buraq. Cuando llegó a Jerusalem hizo la plegaria con los otros profetas, a los cuales dirigió ejerciendo como ‘Imâm. Varias conclusiones pueden ser extraídas de esta plegaria entre los profetas:

La primera de todas ellas es que existe un reconocimiento implícito de todos ellos en acordarse sobre la religión que fue revelada a Muḥammad – sobre él la plegaria y la paz -; todos rezaron bajo la forma del salat islámica, demostrando con ello que el Islam recoge, y a la vez anula y abroga, todas las revelaciones anteriores.

La siguiente conclusión que podemos extraer es la superioridad de la excelencia de Muḥammad sobre el resto de los Profetas – sobre todos ellos la paz -.

Otra conclusión pertinente a este hecho es la relativa al estado de los profetas después de su muerte. Ellos rezaron físicamente, con sus propios cuerpos, lo cual nos lleva a comprender que los profetas no están muertos, sino que de alguna manera murieron para cumplir con la aleya “Toda alma gustará la muerte” y recibieron de nuevo la vida habitando sus propios cuerpos, tal y como lo muestra el salat en Jerusalem y el hadiz que dice:

Todos los profetas en nuestras tumbas nos levantamos a rezar cuando escuchamos la llamada de la plegaria

En cuanto a la ascensión celeste en ella misma existen diferencias de opinión entre los ‘ulama al respecto de que si Muḥammad ascendió en cuerpo, alma y espíritu, o solamente en alma y espíritu. Al respecto podemos decir que nada podría impedir lo acertado de la primera de las propuestas ya que sayyidinâ ‘Isâ (Jesús) – sobre él la paz – ascendió a los cielos en cuerpo y alma. Aun así pensamos que este asunto no debe presentar excesiva importancia habida cuenta de la vulnerabilidad y debilidad del cuerpo humano. ¿Qué importancia podría tener este hecho, habida cuenta de que las almas viven por toda la eternidad y los cuerpos mortales tienen un cómputo corto ya marcado de antemano?

Rasulu-l-Lâh – sobre él la plegaria y la paz – llegó más lejos de donde el mismo Ŷibril – sobre él la paz – el jalifa de los ángeles, podía llegar. Demuestra este hecho, por vez segunda, la primacía del ser humano, revestido de toda su pureza, sobre la de los ángeles; el mejor de los seres humanos pudo traspasar el límite impuesto por Allâh al mejor de los ángeles. Y decimos, por segunda vez, recordando con esto el episodio según el cual Allâh ordenó a todos los ángeles prosternarse ante Adam – sobre él la paz -.

Otro asunto de extrema importancia debe hacernos reflexionar, a saber: el único precepto Divino para los musulmanes que ha sido dado por Allâh directamente al Profeta – sobre él la plegaria y la paz – sin intervención de Ŷibril – sobre él la paz – es realizar 5 salats diarias. Esto explica la gran importancia del salat en el Islam. Ya, Rasulu-l-Lâh dice sobre ella:

“En el salat se encuentra el colirio de mis ojos”

Para poder comprender la importancia y el significado de la plegaria en el Islam debemos remitirnos a las explicaciones que nos han dado los sabios en la Ciencia del interior (ˤIlmu-l-Batin) o Tasawwuf. Según todos ellos cuando levantamos las palmas de las manos para comenzarla nos estamos presentando ante Allâh sin criatura alguna de por medio; cuando nos inclinamos nos estamos plegando a la Voluntad Divina; cuando nos prosternamos estamos extinguiendo nuestro ser ante Allâh (fanâ); cuando nos prosternamos por vez segunda nos estamos extinguiendo de nuestra primera extinción (fana’-l-fana’i) y cuando nos sentamos de nuevo para recitar el Tašahud encontramos el estado de Permanencia en Allâh después de haber extinguido nuestra voluntad y ego respectivamente.

Es así, que fue el salat lo que unió a los profetas en Jerusalem, inmediatamente antes de la ascensión, prueba clara (mubin) de que el salat representa “toda la adoración”, en un solo acto, en un solo rito.

En ella se encuentra el “Dikr” (recuerdo de Allâh); en ella se encuentra la ˤibada (adoración); cuando nos prosternamos por primera vez es “La ‘ilâha ‘illâ-l-Lâh” y cuando nos prosternamos por segunda vez es “Allâh”; el fana’ (Lâ ‘ilâha ‘illa-l-Lâh) y el fana’-l-fana’i (Allâh). El salat significa toda la adoración, el suŷud es el momento en el cual nos encontramos más cerca de Allâh, sin nadie entre nosotros y El, solos ante la inmensidad Divina, ante Su Poder, Su Gloria, Su Grandeza. Allâh y Su criatura, la criatura y su Dios.

Y Allâh sabe más.

Que Allâh nos perdone, nos guíe, nos conduzca de las tinieblas a la luz y nos otorgue el Firdaws.

Abdul Karîm Mullor