El vaso de agua y la flor

Assalamu ‘alaykum – La paz sobre vosotros

Un hecho real de esos plenos de significado y portador de un mensaje de gran alcance.

Mostaganem  1920. Una ciudad costera argelina a 80 kilómetros al este de Orán. Se trata de una ciudad de pescadores, dotada de un gran puerto a orillas del Mediterráneo; justo al Norte, en la Península Ibérica, las costas de la ciudad de Alicante.

Esta ciudad en la época que va desde 1910 a 1934 fue el centro espiritual de la época. El chayj Al Alawi, fundador de la Tariqa ‘Alawiyya, contaba con centenas de miles de discípulos repartidos desde Francia hasta Malasia e Indonesia, sin olvidar el Oriente Medio, el cual recorrió por entero en un famoso viaje emprendido en los albores de la década de los 20 del pasado siglo.

La Tariqa Alawiya, por aquellos entonces, en Argelia, contaba con una gran zawiya, una imprenta y unos aposentos en la finca de Relizan para recibir a todos los que venían a visitar al chayj desde cualquier parte del mundo.

Desde la imprenta se editaba el diario “Al Balag”, desde el cual el chayj daba consejos y consignas a todos los musulmanes argelinos, habida cuenta de que, en aquellos entonces, Argelia era colonia gala. El chayj luchaba porque sus conciudadanos no adquirieran las costumbres francesas y mucho menos que se adhirieran a sus principios y postulados intelectuales y culturales, tratando de salvar a todo precio las costumbres musulmanas de siempre.

Pero el chayj tenía varios adversarios procedentes de los estudiosos de las ciencias del Fiqh; aún así, la mayoría de los doctores de la Ley islámica trabajaban junto a él y compartían su visión del Islam.

Uno de estos adversarios, habiendo escuchado sobre la fama del chayj decidió retarle de manera sutil. Este señor, que había estudiado todas las ramas de laa ciencia religiosa y que había llegado al grado de muftí (redactor de fatwas o veredictos religioso) se pavoneaba ante sus discípulos de su saber. Para demostrarles quien era, y lo sabio que él pensaba ser se presentó en la zawiya del chayj al Alawi, quien en ese momento se encontraba hablando con sus discípulos en la sala, la cual estaba completamente repleta.

Este hombre no se sentó, de tal manera que el chayj pudiera verle. Llenó un vaso de agua hasta los bordes, y seguidamente llamó a alguien para que le ofreciera ese vaso al chayj. Una vez recibido el vaso y habiéndose apercibido de su presencia, el chayj levantó la mirada y llamó a la misma persona que había llevado el vaso hasta él, diciéndole:

Ve al jardín, corta una flor e introdúcela en el vaso sin derramar una gota de agua.

El discípulo así hizo; cortó una gran flor del jardín y la introdujo en el vaso repleto de agua sin derramar una sola gota. Seguidamente pusó el vaso con su contenido en las manos del chayj. Y éste, devolviéndole el vaso con su contenido de nuevo, dijo:

Lleváselo

Y el ‘alim lo tomó asombrado; lo comprendió todo y fue a tomar la mano del chayj para que le guiara en el camino que lleva hasta el Conocimiento y el Amor de Allah.

¿Habéis comprendido el significado de esta escena? Algunos no ¿verdad?

Bien, pues cuando el sabio dio al chayj un vaso lleno de agua es como si le dijera:

Estoy desbordante de ciencia, y es tanta la que tengo que ya no se puede tener más.

El chayj comprendió y puso la flor en el vaso sin derramar una gota de agua, como diciendo:

Aún hay más de lo que tu tienes.

El ‘alim comprendió, se dio por vencido, y dejando sus prejuicios comprendió que su ciencia no era completa sino la coronaba con la flor. Con la flor del Añor divino y el Conocimiento de la Unicidad de Allâh. Con el verdadero Conocimiento (ma’rifa) que trasciende la mente y las más aventuradas y portentosas imaginaciones.

Solamente los animales y los insensatos no dan valor a la flor; aquellos las pisotean y las destrozan con sus pisadas; estos (los insensatos e ignorantes) no saben distinguir una flor de un cardo.

Esislam – Islam en español