EL TROVADOR SUFÍ
Pedro (Zakarías) Burruezo es un artista sufí español que canta y compone música de temática sufí y andalusí junto a su quinteto Nur Camerata. Es director de The Ecologist y conocido activista ambiental y divulgador de la ecología profunda.

Reflexiones de Pedro «Zakarías» Burruezo
TROVADOR LOCO, “AL MAYNÚN”
A algunos artistas, periodistas, doctores, filósofos… nos ha tocado, como dice el cineasta gallego Oliver Laxe, mantener las ascuas encendidas de lo sacro, antes del fin de ciclo. Y, en ese sentido, pues todo lo que hago… gira en torno a ese quehacer. Para muchos me he vuelto completamente loco. Un trovador loco… Me encanta ese papel. Yo creo que mostrar síntomas de locura, en el mundo moderno, es tener algo de cordura en la mente y en el corazón. Pues sentirse plenamente integrado en la sociedad de masas es de majaretas. Yo pertenezco a un mundo antiguo. Milito en una orden de caballería. Lo único que me interesa del mundo moderno es estudiarlo con frialdad científica. Su capacidad destructora no deja de ser fascinante. Mientras, procuro vivir protegido de la corrupción y de la fealdad. Procuro que mi música y mis escritos sirvan para combatir el materialismo y lo que él conlleva. No hablo ni de partidos políticos, ni de movimientos sociales, ni de nada parecido. Es un combate interior. Es la gran yihad, la gran guerra interna. Es la intención de estar siempre a la altura de las circunstancias. Lo que es muy, muy difícil. Estoy en ello, pero no creo que llegue a conseguirlo nunca. Como hacía el Quijote, que era un sufí andante: ponerle freno a los molinos de viento del mal de la fealdad… No tengo más armas que un mondol argelino, una voz limitada, algunas canciones sentidas y, eso sí, muchas cosas que decir. Pero como decimos los musulmanes: «En la facilidad está la dificultad. Y en la dificultad está la facilidad». Los tiempos de crisis son oportunidades para tocar fondo y empezar a girar nuestra mirada hacia la luz. Mi música y el activismo ambiental que practico intentan combatir la destrucción con belleza y con sabiduría perenne, que no es mía, sino de las fuentes eternas a las que me agacho a beber. Porque siempre hay que agacharse. Sin humildad…nada fructifica.