El Sufismo de bastoncitos, grandes turbantes, poses y turbantes con sello

Por Abdul Karim Mullor

A-s-salamu alaykum — La paz sobre vosotros

Hoy, existe un Sufismo de charanga y pandereta. Mucha gente se ha apercibido que pueden hacer marketing de sus personas, picando por aquí palabras de Ibn ˤArabi, al Gazali y otros sufís auténticos; mezclándolas con esa llamada al tal consabido “amor”, que da mucho juego y ablanda los corazones. Este tipo de gente es peligrosa, muy peligrosa, porque ya el Profeta – sobre él la plegaria y la paz – dijo:

Lo que más ama el chaytan es mezclar la mentira con la verdad

Ellos son eso, son esos vendedores del waswas de naturaleza humana que trabajan conjuntamente con los de naturaleza ŷinni para alejar a los musulmanes del camino recto.

Hay gentes, que para vender sus personas se acicalan con grandes turbantes, con insignias en el centro de dicho turbante, con bastoncitos, grandes tasbih y palabras pomposas. Se auto anuncian como la panacea del conocimiento cuando no hablan mejor que aquel Chiquito de la Calzada, que en paz descanse; en realidad son gentes de las que hay que huir, y a las que, en caso de dar con ellos, hay que denunciar en público delante de ellos mismos y de los suyos; demostrando así lo callado que va a quedar su chaytan cuando escucha a alguien hablar con el Permiso de Allâh.

Ellos, cobardes, temedores de que les descubran, van siempre rodeados de su guardia petroriana que llevará su agenda y el programa de lo que cada cándido que allá acuda ha de decir o callar. Se alejan de los debates donde hay gente de conocimiento; se pertrecha detrás de 2, 3 o 4 guardaespaldas que no dejan acceder a ellos a nadie sin pasar el filtro impuesto por el jefe de la secta.

El Šayj Al ˤAlawi, en su “Fruto de las palabras inspiradas” habla con tal dureza de ellos que los pone en el lugar de los hipócritas. Os animo a leer esta pasaje que en su día ya presenté en la web mezquita global, ya inactiva, porque fue sustituida por la presente web.

Es indigno, es feo, es algo verdaderamente deplorado en el Sufismo, vestirse con marcas distintivas que representen que la persona tiene algo en el mundo de la Verdad.

Es indigno, y no es un maestro de verdad, aquel que miente a las gentes para tener adeptos que coman de su mano. Pues su mano, es de todo menos hacedora del Halal.

Es una “fantochada”; y es que la expresión no merece otra palabra más educada, presentarse como “sultan de los awliyya” o dejar a otros que te digan eso, y seguir un juego totalmente diabólico que desemboca en el enaltecimiento de las personas.

Todos los que hemos practicado el Sufismo de Verdad, sabemos que un verdadero sufí no levanta la cabeza delante de nadie. Un sufí se contenta con ser un ˤabdu-l-Lâh (siervo de Allâh); no necesita de bastoncitos, ni de turbantes, ni de grandes rosarios de grandes cuentas. Todo eso es ser presumido y Allâh no ama al presumido jactancioso. Un maestro no blasfema diciendo que Allâh no podría existir sin Creación». Esto, hermanos/as, es una blasfemis, y quien la ha emitido era o es un chaytan humano.

En una ocasión un amigo que seguía a uno de estos farsantes, llegó de Larnaka al aeropuerto de Charleroi; me pidió alojamiento y se lo dí. Pero, que casualidad, que a la misma hora, aterrizaba otro avión de Tanger donde llegaba mi chayj. Ambos se encontraron entonces en el aeropuerto y yo los llevé a mi casa de Saint Peeters Leew en Bélgica.

Después de cenar hubo un cloquio, en el cual mi amigo dijo después de una corta charla, a mi chayj:

Es notorio que usted es un wali, se vé a la legua; por eso debe venir a ver a mi chayj que es el sultán de los awliya

A todo esto mi chayj le respondió:

Si como tú dices la prueba de que tu chayj es un wali es que hay mucha gente que le sigue; te diré que el chaytan tiene más seguidores, e incluso ese tal Messi del que todo el mundo habla

Akmal respondió:

¿Cuál es entonces la prueba de que alguien es un šayj?

A lo que el šayj dijo:

¿Cuánto tiempo llevas siguiendo a ese hombre?

Akmal dijo:

Diez años

El šayj contestó:

¿En todo ese tiempo has visto una sola vez a Rasul – ˤalayhi-s-salatu wa-s-salam en sueños?

Akmal dijo:

Nunca

A lo que el šaij concluyó diciendo:

Pues si en diez años de seguir a alguien todavía no has visto al profeta, una de dos: o tu šayj es un farsante o tú no eres buena persona. Y he de decirte que yo a ti te veo bien.”

Otros aprovechan que el lugar de una tariqa donde había conocimiento ha quedado vacío, para, aprovechando su sentido de la oportunidad y su falta de pudor presentarse como gentes de conocimiento. Ya estén en Niza, en Argentina, en Uŷda, en Yemen o es Istambul, cualquiera que comprenda lo que es el mecanismo sagrado de una Tariqa, los ve al primer golpe de vista. Se delatan por sus actos, sus palabras; cuando preguntas algo para probarles, eluden la respuesta con todo el descaro del mundo.

Débil es quien se deja convencer por los guiños de una vestimenta bien arreglada, de una pose 100 veces estudiada y de unos dichos de naturaleza más shaytani que rabbani. Pues no olvidemos:

Lo que más le gusta al chaytan es mezclar la mentira con la verdad.