El Ser humano en busca de la honradez perdida
El Ser humano en busca de la honradez perdida
A ninguno de los que ya hemos vivido más de 5 decenios se nos escapa el hecho de que la honradez, y por ende, la confianza en el otro, es un valor en vías de extinción.
Vivimos criticando a aquellos que nos gobiernan, sin reconocer que nosotros mismos, los gobernados, no mostramos valores que nos excusen a la hora de lanzar una crítica contra el Poder. No digo contra los políticos, sino contra el Poder. Cualquiera con un poco de inteligencia sabrá establecer sin pena la diferencia entre los unos y el otro.
Lo percibimos día a día. Las personas honradas, que no se pueden permitir hacer mal a nadie por pura decencia, sufren un día y otro las acometidas de personajes insaciables que se encuentran incrustados en cualquier área del tejido político, social y laboral. Y por cierto, que ni siquiera aquellos sectores que deberían dar ejemplo con respecto a esto se salvan. La Educación, la Medicina, las pretendidas sociedades filantrópicas, lo que se ha dado en llamar ciencia, también se ven invadidas por esta plaga.
Y el mundo de la Religión no iba a ser menos. El mundo del Islam asimismo se encuentra plagado de personajes deshonestos, quienes utilizando técnicas sectarias engañan a aquellos que por exceso de holgazanería o de confianza no acometen el estudio y práctica de la Ciencia con un espíritu libre y sincero.
Entonces, podremos concluir que este problema se ha extendido por la Humanidad toda entera y por todas sus parcelas y recovecos. Es un mal endémico, constatable, alarmante.
Desde las escuelas no se enseña a ser honestos. Se hace más hincapié en el éxito personal y en excitar el sentido del individualismo. Se obvia de manera consciente el principio humano y social de ayudarnos los unos a los otros.
La confianza en el otro, que antes se consideraba como una muestra de buena voluntad, se ha cambiado en bisoñez, en candidez. Y por desgracia lo es. Por desgracia hoy, fiarse de unos y de otros es justamente eso, candidez.
Lo problemático es que esta falta de honestidad no se muestra solamente por aquellos que tienen poder de decisión sobre los otros. Se muestra, antes bien, en todas las capas de la Sociedad. De tal manera que quien se queja de los abusos hoy tiene todas las cartas de ser un abusador mañana si tuviera las herramientas para ello, y se le presentaran las oportunidades.
Hemos criticado desde diversos ángulos el engaño en materia de Religión. Nos hemos concentrado con aquellos quienes conscientemente engañan a los ignorantes, apostándose en su camino, tal y como shaytan prometió hacer. Pero asimismo hemos querido animar a los engañados a no ser corresponsables de aquellos, simplemente por el hecho, que raya el absurdo, de creer a ojos ciegos todos y cada uno de sus engaños.
No hay que confundir la buena voluntad con la pasividad y la holgazanería.
De esta manera, el hombre inteligente observa. Sin hacer mal a nadie, él se aísla de este mundo de engaños, de subterfugios. Desde su privilegiada atalaya puede observar todo este movimiento; todo este baile y despliegue de teatralidad que sirve a unos para aprovecharse fraudulentamente de los otros.
La honradez desaparece cuando…
…Se ve a las otras personas como objetos de los cuales sacar beneficios, y uno se les acerca para poder abusar de ellos en cuanto se presente la ocasión.
…Alguien simula ayudar a otros para obtener a cambio beneficios mucho mayores, desproporcionados en comparación de la ayuda suministrada.
…Se considera la vida como una competición para sobresalir sobre el resto y se compite de manera fraudulenta a fin de obtener los fines propuestos.
…Uno se considera superior por orgullo. Este necesita ejercer su supuesta supremacía a fin de obtener sensación de poder y de control sobre otros.
…Considerarse en el grupo selecto y superior sugiere a algunos que tienen campo libre y derecho para practicar el nepotismo.
…La codicia se apodera de uno y es capaz de acometer cualquier acción a fin de llegar al fin deseado. Poco importa que las acciones se encuentren dentro de lo que es aceptable en materia de moralidad y de aceptabilidad humana.
… En fin, ¡cuántas causas más! No pretendemos enumerarlas todas.
¡¿Cuántas veces hemos sido testigos; y seguramente víctimas, de que cuando estamos entre un grupo de personas, si salimos del lugar y cerramos la puerta, las críticas entre los que quedan sobre el que se ha marchado son tan acerbas que causaría vergüenza enumerarlas o relatarlas?!
Este es el mundo que nos ha tocado vivir. Esta es la que algunos consideran la etapa dorada de la Humanidad en la que la Ciencia (según dicen ellos) se encuentra en su apogeo. En realidad, es exactamente lo contrario: la Ciencia se encuentra por los suelos y de la moralidad mejor no hablar…
¡¿Qué ciencia?! Si aquí se dice lo que ordenan esos mecenas ultra ricos que dan las órdenes y directrices.
Porque, cualquier Ciencia que no haga mejor al Ser humano no es más que un desecho seudo intelectual que no sirve absolutamente para nada.