El pulpo de mil tentáculos

Por Abdul Karim Mullor

La paz sobre vosotros

Hoy, hay tantos y tantos que pretenden enseñar el Islâm, que no es difícil apercibirse de que esta oleada de maestros no tiene soporte real alguno; no se corresponde con la realidad. Digámoslo claro para ser verídicos y honestos: la inmensa mayoría de estos peones de albañil reciclados en reputados arquitectos, son eso: incapaces de poner un ladrillo adecuadamente.

Es imposible que las palabras del Profeta – sobre él la plegaria y la paz – no se cumplan. Y él dijo que en esta época los ignorantes se subirían a los púlpitos, dándoselas de sabios; que gentes con palabras dulces y corazones de lobo engañarían a los musulmanes. En añadidura, él dijo además que la religión de estos tiempos sería la de amasar la mayor cantidad de riquezas, y que no vendría una generación que no fuera peor que la que la precede.

Visto esto, suponemos que es sumamente sencillo apercibirse de que estos pretendientes a la sabiduría son lo que son, es decir: incapaces y, por decirlo de otra manera, resabiados charlatanes.

Un día tras otro, algunos hermanos me preguntan cómo se puede captar, cuando no se tiene un gran conocimiento del Islam, si una persona que dice saber, sabe de verdad o no.

Y para responder a esto último comencemos con una primera y breve respuesta, que la dirijo en forma de pregunta a aquellos quienes en primera instancia ponen confianza en otros para que les enseñen algo más que rezar y hacer las abluciones. ¿Cómo sabéis vosotros y cómo habéis decidido que tales o cuales personas pueden enseñaros verdaderamente, cuando, como reconocéis, no tenéis suficiente conocimiento del Islâm para discernir?

Esta es una pregunta a la que unos responden con algo como: “el señor X es conocido, es reputado como conocedor y como enseñante; por eso lo seguimos; muchos lo siguen; es el único del que nos han hablado”; y otras palabras semejantes”. Es decir, el Profeta se toma la molestia, en su bondad reconocida, de avisarnos para que no sigamos a los ignorantes, y, desoyéndole, haciendo caso omiso de sus palabras, les siguen porque es más cómodo hacerlo. Porque no se tiene confianza en la Guía de Allâh, y porque el grado de Fe es tan minúsculo que no les insta a realizar el mínimo esfuerzo para buscar la verdad.

¡Poco va a ganar el que no trabaja!

¿Alguno de vosotros pagaría su salario a un trabajador que duerme durante sus ocho horas establecidas?

Pues lo mismo Allâh no da sabiduría a quienes no la buscan. Es elemental.

Y para terminar el cuaderno en el que se apuntan los despropósitos, estos mismos les dicen a otros que hay que seguir la Sunna del Profeta. Sinceramente: no sé exactamente de qué Sunna están hablando.

Estudiar el Islam es para muchos como irse a tomar un desayuno en una cafetería. Miro un video del chayj Fulanito y si está amenizado con una musiquilla puritana exenta de instrumentos (voces humanas diciendo: ohohohohohoh); perdonad es que es de risa, entonces ya se sienten los más espirituales y sabios del Universo; la secta salvada, los elegidos entre tantos; la generación límite. Límite sí, es cierto, pero en el sentido peyorativo.

El caso es que la inanición, el letargo, la falta de ganas de trabajar de tantos y tantos está haciendo felices a los oportunistas que se han apuntado al “caballo ganador” de la prédica islámica subvencionada.

Este dinero, invertido en una nueva clase de vividores surgida del reclamo económico y del tintineo del oro y de la plata, ha hecho surgir a “sabios de opereta” y de “teatro de barrio”. Algunos de ellos montan espectáculos circenses como algunos de esos pastores predicadores tan famosos en USA; e irónicamente acusan a algunos musulmanes de imitar a los incrédulos cuando ellos predican exactamente con el mismo estilo. Como ejemplo tenemos al primero de la lista que sigue:

Zakir Naik – Fawzan – Sudaisi – Bilal Philips – Al ˤArifi – Muḥammad Yaˤqubi; los ya fallecidos Ibn Baaz e Ibn Uzaymin, Albani y algunos más, de quienes, por no prestarles atención he olvidado el nombre. Seguidos por los que “juegan en segunda y tercera división” como: Isa Rojas – Isa García – Amer Quevedo – y otros como Malik Ben Isa que se despliega en Primera Regional anunciando perfumes y guardarropas.

Gentes, en resumen, que han aplaudido una guerra fratricida sin importarles la cantidad de personas matadas y sin hogar. Inhumanos a quienes el dolor ajeno les importa menos que nada, que aplauden al agresor e insultan a las víctimas.

Los sitios de Internet como: Islamqa; Islamreligión; Islamweb; Islamhouse; Islamport, etc. son herramientas al servicio de la ignorancia más llamativa que se ha podido encontrar en el Islam de estas últimas décadas. Palabras en ellos se encuentran de una pobreza intelectual que ralla la indecencia (con perdón de los lectores).

Un falso sufismo creado por la masonería, como:

Los Naqshbandi Haqqani (amigos de los Clinton y de Charles de Inglaterra) – los Habibaini (Habib Umar y Habib al Jifri) de la misma cuerda – Hamza Yussuf y su perilla de progre, bien utilizado por las autoridades yankees.

Un mercado en el que Ali es ensalzado y los otros tres califas tirados por los suelos. Como si el Profeta fuera un pobre ignorante que no sabía con quien se acompañaba. Cosa de locos, en fin.

El Gran Supermercado: como yo llamo a los Hermanos Musulmanes, comandado por el gran magnate Yussuf Qardawi; un súper donde se negocia con todo y con todos; seguido de sus muchachos extendidos por Qatar, Egipto y Europa, con sus escuelas de “Islam” donde te enseñan en como montarte un título en cuatro semanas, y como convertirte en chayj estudiando online. Predicadores anexos al supermercado como el olvidado Tariq Ramadán – los presidentes de la UCIDE y de la FEERI; etc.; y luego otros y otros advenedizos que se ponen el título de Chayj para tener visitas en Youtube.

Y, personajes que se inventan cualquier cosa para, armando todo el ruido que pueden, ocupar una plaza en el “elenco” de “musulmanes conocidos”. No importa lo que diga Paco; lo que importa es que hablen de Paco.

¡Bienvenidos al circo!

¿Qué se puede esperar de estos personajes? ¿Acaso el Profeta – sobre él la plegaria y la paz – podría avisarnos de una situación peligrosa sin que Allâh nos diera los medios para saber dónde se encuentra el peligro y quiénes lo encarnan?

¡Válgame Dios! ¡No! ¡No podemos tener una tan mala opinión de Allâh!

Ahí los tenemos, y os pido perdón si olvidé alguno; pero creo que con esto de momento es suficiente.

Ni que decir tiene que me encantaría acometer esta discusión con todos aquellos que he señalado con el dedo, cumpliendo con el mandato divino de rechazar y denunciar el mal por medio de la palabra; pero mucho me temo, y sé por la experiencia, que ellos actúan arropados con los suyos y ninguno se atreverá a contestarme aunque viera su nombre centenares de veces reflejado en mis escritos.

Pero ninguno de ellos me va a dar la oportunidad de decir lo que os entoy diciendo delante de ellos, acusándoles del grave de pecado de extraviar a los musulmanes.

¿Qué van a decir, si no tienen nada que decir?

En realidad, si cualquiera de ellos se atreviera a enfrentarse verbalmente a las gentes de la verdad, entonces sería vergonzosamente puesto en evidencia; y esto es lo que quieren evitar, cueste lo que cueste.

Mientras a tantos y tantos musulmanes les guste dormir en lugar de estudiar y trabajar, tienen el éxito asegurado.

Aun así, y a pesar de todo:

La búsqueda del conocimiento es una obligación para todo musulmán – hadiz (Tirmidi)

Y yo, que no soy nadie, solamente un siervo de Allâh, al que Él ha dado conocimiento en Su Generosidad inmensa, me pregunto a mí mismo, porque me da vergüenza preguntarle a Allâh ¿qué es lo que está pasando en el Islam? ¿Cómo ha podido llegarse a esta situación?

¿Cómo poder librar al Islam del pulpo de 8 brazos y 1000 tentáculos que lo tiene aprisionado?