El poder del Corán – La Lutfiyya
A-s-salamu ‘alaykum – La paz sobre vosotros
Como lo hemos dicho en otras ocasiones, cuando Francia ocupó Argelia, como es completamente lógico, se desató una guerra de liberación, en primer lugar en formato guerra de guerrillas. Entre estos guerrilleros se encontraban numerosos discípulos del Šayj Ahmad al Alawi, lo cual demuestra, entre otras cosas, como los sufís han formado en primera línea de las filas de los guerreros por la liberación. Tal fue el caso, asimismo de Umar Mujtar, moqaddem de la Tariqa Sanusiyya, quien en Libia luchó contra la ocupación colonialista italiana.
La misión del Šayj al ˤAlawi fue la de la enseñanza espiritual, así como la de la conservación y renovación de las sagradas costumbres de la tradición musulmana, la cual remontaba hasta el Profeta mismo – sobre él la plegaria y la paz -.
Duramente presionados por los guerrilleros, los franceses prohibieron la edición del Corán, libro a quienes los orgullosos galos culpaban de todos sus males.
La reacción del Šayj Al ˤAlawi no se hizo esperar y surgió en forma de esta poesía que sus discípulos recitaban en toda situación: en bodas, entierros, en paseos por las calles, en reuniones; tanto que en aquellos tiempos entró a formar parte de la letanía principal de los fuqara’, llamada wird.
Hoy, los miembros de la Tariqa ˤAlawiyya Gawziyya recitamos esta magnífica poesía en cualquiera de las situaciones. Ella habla del Corán, de nuestro amor por el Libro de Allâh, fuente de toda Sabiduría y Amor. La Lutfiha, su recitación, su contenido, son espectaculares; su sentido es profundo, su efecto es inenarrable.
Antes de poneros la traducción al español y un video con su recitación y significado en árabe-francés, quisiera abordar el significado de uno de sus pasajes, que es el que sigue:
Tú conoces nuestro amor por el Qur’an, como reside en nuestros corazones y nuestras lenguas entremezclado con nuestra sangre, nuestra carne, venas, huesos y todo lo que somos.
Aquí el šayj define exactamente el estado del mu’min (verdadero creyente), en cuyo corazón y cuerpo el Corán cobra vida. Aquel quien argumenta que el Libro de Allâh es un método de comportamiento y acción, esgrime un falso postulado que un día u otro le pasará factura.
Primeramente debemos decir que el Libro de Allâh está vivo; que no es comparable a cualquier otro escrito, excepto aquello lo cual Allâh reveló al Enviado – sobre él la plegaria y la paz – en modo de palabras y obras (La Sunna); la cual ocupa el segundo lugar en nuestros corazones después de las Palabras divinas expresadas en el Corán.
Es así que el Corán, Palabra de Allâh increada, y por lo tanto viva motu proprio, se apodera de nuestros actos, se mezcla a todo cuanto somos; purifica nuestro corazón, y por extensión nuestra alma y cuerpo, de tal manera que podemos confundirnos en él, con él. Cuando bebemos el agua pura, que antes brotaba de los manantiales y transcurría en su curso por torrentes y ríos, al beberla la hicimos nuestra, de tal manera que ella se confunde con nosotros, ella forma parte de nosotros mismos. Asimismo el Corán, cuando es asimilado, cuando es operativo de todo derecho dentro de nosotros, nos transforma, nos purifica, nos redime. Y es así que ahora, ese Libro grandioso se apodera de nuestro corazón, de nuestras mentes y cuerpos, proveyéndonos de maravillosos conocimientos y significados; abriendo sus hojas, una a una, en el atril de nuestros corazones, prestos para recibirle, abiertos para ser redimidos con el conocimiento de la Verdad.
LUTFIYYA
Oh Señor por Tu Beneficencia, Oh Tu en Quien residen nuestras esperanzas
Concédenos Tu Beneficencia y con ella la apertura.
Te imploramos por el Qur’an que comprende los siete Versículos de Veneración[1].
Y por aquello que es comprendido y explicado en él en cuanto a veneración y adoración.
Que nos ordena nuestro amor al Qur’an de tal modo que es para nosotros lo más dulce que pueda existir.
Tu lo revelaste compilando en él Tu Mandato, presérvalo pues Señor como así como lo prometiste.
Algunos han intentado rechazarlo. ¿Permitirías oh Señor que llevaran a cabo sus actos?
No estamos dispuestos a renunciar a él, puesto que en él se encuentran la Religión y el Iman.
La existencia y lo que comprende no es comparable a él a nuestros ojos.
Pues el Qur’an es la fuente de la Haqiqa, de la Chari’a y nuestro firme asidero.
Tú conoces nuestro amor por el Qur’an, como reside en nuestros corazones y nuestras lenguas entremezclado con nuestra sangre, nuestra carne, venas, huesos y todo lo que somos.
O Señor, por la Verdad, te pedimos no nos aflijas en nuestra religión. No nos pruebes.
O Señor concede la seguridad a nuestra religión, en verdad ella frente a Tu puerta se encuentra esperanzada.
Oh Señor, une al separado con su pueblo, la ruptura se vuelve más dolorosa cuanto más se le ama.
Realiza esto oh Señor, antes que nada, y por nuestro bien, garantízale una larga vida.
Concédenos la seguridad en nuestras moradas. Protégenos de toda artimaña y tribulación.
Fortalécenos con Tu Espíritu (Ruh) concédenos la fortaleza para llevar a cabo Tu mandato.
Ten misericordia del grande y del joven, concédelos refugio, pues Tu puedes ver en qué medida están desorientados.
Garantízanos el sustento, nuestra religión, y alivia a aquellos quienes padecen aflicción y desamparo.
O Señor, perdona a aquel quien se adhiere a nuestra súplica y apóyanos así como a nuestros queridos compañeros.
Elévanos a ser testigos de la Divina Belleza y de los secretos de la Perfección que en ella se encuentran.
Oh Señ Tú conoces nuestro amor por el Qur’an, como reside en nuestros corazones y nuestras lenguas entremezclado con nuestra sangre, nuestra carne, venas, huesos y todo lo que somos.
or bendice con una Plegaria digna del Elegido, a él así como a su familia.
Así como a sus compañeros, a los Ansar y a quienes han seguido, y alabanza a Allah, Señor de los mundos.
[1] La Fatiha