El origen de las prohibiciones del Islam

A-s-salamu ‘alaykum – La paz sobre vosotros

Antes de extraer conclusiones precipitadas sobre el contenido leyendo el título, debemos decir que esto no se trata de un artículo de corte fundamentalista; mucho menos de una serie de instrucciones sobre lo que se encuentra prohibido en el Islam tan al gusto de aquellos para quienes todo es Haram.

No obstante, si estaremos de acuerdo en que las prohibiciones, así como las obligaciones, son necesarias a fin de limitar la voluntad humana para no dañarnos a nosotros mismos ni a nuestros semejantes.

Establecido esto, lo que proponemos es demostrar que las prohibiciones, religiosas en este caso, se basan en dos factores fundamentales, a saber:

La naturaleza humana

La servidumbre a la Divinidad (Allah)

La naturaleza humana

Algunos, ni siquiera sabéis que existe una Filosofía islámica; mucho menos cual es el dominio que a ella le corresponde. Tampoco muchos conocéis que en el Islam existe una ciencia de orden superior que trata sobre los principios universales y la metodología sobre la purificación del alma a fin de que ella se someta a Allah de manera efectiva, convirtiéndose en mutma’inna o aceptada por su Señor.

¡Oh alma sosegada! Regresa a tu Señor, satisfecha y satisfactoria. Y entra con Mis siervos, entra en Mi Jardín. (89- 28 a 30)

El Ihsan es: Adora a Allah como si le vieras; pues si tú no le ves, Él te vé – hadiz transmitido por Omar Ibn al Jattab.

Hablemos entonces de la Filosofía islámica. Ella se basa sobre los principios universales de la doctrina islámica, aunque resulta ser únicamente una ciencia de carácter teórico y doctrinal, no pretendiendo ir más allá, es decir, hacia la transformación del hombre, cosa que se encuentra fuera del alcance de su dominio de acción.

No obstante, la Filosofía nos puede resultar muy útil a la hora de comprender cómo se encuentra constituida y estructurada la naturaleza humana.

El Ser humano se compone de varios estratos. Cuando fue creado por Allah los ángeles estuvieron obligados a postrarse ante él en signo de respeto y reconocimiento. Y aún continúan postrados ante él pues los roles no han cambiado, así como no lo han hecho la naturaleza angélica ni tampoco la humana.

El Ser humano pues se compone de una naturaleza mineral, vegetal y animal. Ha sido dotado de razón, de un alma que se encuentra en su pecho, de un corazón donde reside el Ruh (espíritu) y de un Intelecto que vincula el corazón a la razón. Se encuentra, por otra parte, asediado por un enemigo invisible que le propone el mal. Si el alma le escucha su perdición se encuentra asegurada.

Es la razón la moderadora de las tres naturalezas (mineral, vegetal y animal), a las que hace actuar convenientemente según un plan ordenado y armónico; al menos así debería de ser.

Por otro lado el alma, cuando es caprichosa y no se encuentra sometida a las voluntades Divinas pues escucha a su enemigo, provoca que la razón no actúe en consonancia con el fin con el que ha sido creada, haciendo entrar la naturaleza humana en desequilibrio, y alterándola hasta límites insospechados.

Es por ello que el comportamiento armonioso del Ser Humano depende de que la razón reciba órdenes de un corazón sano a través del Intelecto (Aql), que algunos confunden con la razón, cuando en realidad es el mensajero fiel entre el corazón sano y el raciocinio.

En cuanto a los tres componentes primigenios: mineral, vegetal y animal, necesitan una educación, a fin de que ellos sirvan a mejorar la vida humana y acercar ésta a su origen celestial. Por eso Allah alude a la dureza de los corazones, comparándola con la de las piedras, así como a la ferocidad de las pasiones del alma, diciendo que ésta a veces es peor que los animales salvajes.

Luego, y a pesar de esto, sus corazones se endurecieron y se volvieron como las piedras o aún más duros, pues hay piedras de las que nacen ríos, piedras que se quiebran y mana de ellas agua, y piedras que se vienen abajo por temor de Allah. Allah no está descuidado de lo que hacéis. (2-74)

Refiriéndonos a las prohibiciones divinas, podemos decir que ellas actúan de manera coordinada para elevar la condición del hombre y dignificarla. Así, por ejemplo, para sacarla de su condición mineral y vegetal, Allah la prohibe la pereza y la indolencia, así como todas las faltas que llevan este marchamo. Para sacarla de lo animal la prohíbe toda clase de pasiones dañinas, o al menos reconduce éstas a fin de que ellas operen dentro de unos límites.

Si no hubiera prohibiciones el ser humano estaría desordenado; se dañaría a él mismo y a sus semejantes. El Hombre debe trascender su triple naturaleza de base a fin de ennoblecerse, y para esto, las prohibiciones, así como los mandatos, le ayudarán a dar el primer paso adelante.

Podríamos extendernos sobre este asunto durante páginas y más páginas, a fin de tratar, uno a uno, todos los elementos en liza. Ahora bien, la finalidad de este escrito es la de hacer llegar un mensaje que, desgraciadamente, hoy en día no se da. Allah no prohíbe y ordena porque sí, sin razón alguna; corresponde pues al Ser humano comprender por qué, y en qué se beneficia su naturaleza de estos designios Divinos.

La servidumbre a Allah

Este aspecto resulta más sencillo de comprender, desde el momento en el que Allah establece con el ser humano una relación de Rabb-‘abd (Señor-servidor), siendo éste el que debe obediencia, de grado o por fuerza a su Creador Omnipotente y Misericordioso.

Ahora bien, Allah se ha prescrito a El Mismo la Misericordia, de tal manera que El se comporta con nosotros como el Señor más benevolente que pueda existir en los cielos y en la tierra.

Di: ¿De quién es cuánto hay en los cielos y en la tierra? Di: De Allah. Se ha prescrito a Sí mismo la misericordia. El Día del Levantamiento os reunirá, no hay duda en ello. Los que se hayan perdido a sí mismos… No creían. (6-12)

Esta relación es vital, de tal importancia, que aquellos quienes se rebelaron contra Él y su adoración, como Nimrod y Faraón, fueron el escarnio de la Humanidad y un ejemplo de rebeldía e insumisión.

Naturaleza de las prohibiciones

Cada prohibición de Allah al ser humano posee una incidencia benéfica sobre la naturaleza de éste. Así, por ejemplo, no comer cerdo favorece la salud y la inteligencia, así como evitar las bebidas alcohólicas. La prohibición del adulterio instala el amor y la lealtad en el corazón del ser humano. Y así, una a una podríamos citar los beneficios que provocan las prohibiciones, las cuales, como acabamos de decir apartan al ser humano de la torpeza y de la sinrazón y ennoblecen su alma y su carácter.

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