El mes del Mawlid del profeta Muhammad

Abdul Karim Mullor

El mes del Mawlid del profeta Muhammad

El Corán habla de aquellos que poseen Discernimiento. No son los que únicamente creen en la Unicidad de Allâh y en la profecía de Muḥammad – sobre él la plegaria y la paz -. Se trata de aquellos quienes, además de compartir dicha creencia, saben distinguir lo esencial. Los que saben distinguir lo verdadero de los falso; lo mejor de lo bueno.

Son aquellos de quienes el Libro de Allâh dice que pocos son los que reflexionan, los que agradecen, y las Gentes del Recuerdo a quienes los musulmanes están obligados a seguir. Sí, obligados a deguir; por si alguno no lo sabéis aún.

Preguntad a las gentes del Recuerdo si vosotros no sabéis. (21-7; 16-43)

Mañana o pasado mañana, hoy lo sabremos, comienza Rabi’a al Awal, el mes cuyo día doce nació el Profeta.

No es un acontecimiento sin importancia, puesto que en un hadiz Muḥammad nos recomienda ayunar los lunes, ya que, fue el día en el que él nació y en el que fue revelado el Corán. Curiosamente, él, cuyo discurso era el más fino, inteligente y delicado, puso el día de su nacimiento antes del de la revelación del Corán en ese hadiz.

Se le preguntó sobre el ayuno de los lunes y él dijo: “En ese día nací, y en ese día llegó a mí la revelación”. (Muslim) 

Y, quien tiene facultades de comprensión, sabe que este orden no es al azar. Este orden obedece a dos acontecimientos en el que el primero aventaja al segundo en orden de importancia. Pero los descuidados nunca caerán en este detalle, porque son precipitados en hablar y en razonar, haciéndolo siempre de manera descuidada y superficial.

¿Podría él, un ejemplo de humano de modestia haber podido anticipar en una frase el día de su nacimiento al de la Revelación del Corán si no estuviera ello totalmente justificado? !No! !Imposible!

Es hora pues de reivindicar de una manera decidida, clara y verídica que el mes del Mawlid es un periodo que lleva unas bendiciones fuera de toda medida.

Aquellos que, arteramente dicen, que no se debe celebrar el Mawlid porque el Profeta no lo hizo, pecan de la gran falta de la envidia. Efectivamente, ellos al ver que lo que albergan sus corazones se encuentra lejísimos del amor a Muḥammad, no pueden soportar que otros le amemos como se merece.

Al igual que festejamos la Noche del Decreto una vez al año, en virtud de este hadiz citado en el que el mismo Profeta pone en primer lugar al día de su nacimiento con respecto a esa noche, podemos comprender que si Laylatul Qadr es mejor que mil meses, entonces ¿Cuánto no será al Mawlid? Al que el profeta le ha otorgado ese lugar de preminencia.

No podrás hacer ver a los ciegos aunque te lo propongas. Tampoco oír a los sordos ni hablar a los mudos.

¿Es que no van por la tierra teniendo corazones con los que comprender y oídos con los que escuchar?
Y es verdad que no son los ojos los que están ciegos sino que son los corazones que están en los pechos los que están ciegos. 22-46

Decir que es una innovación hacer una noche de dikr en la noche del Mawlid es simplemente un acto de rebelión contra la Verdad; contra el Islâm y los musulmanes. Decir eso es clamar a voces, a los cuatro vientos, que no se ama al Profeta. ¿Quién puede ser tan insensato de prohibir la invocación de Allâh en cualquier momento que fuere, y mucho más en un día en el que el Profeta ha puesto a la altura o más que la Noche del Decreto?

Porque Allâh ha dotado al profeta de una naturaleza grandiosa, como dice el Corán. Él ha elevado su recuerdo. Le ha convertido en una Misericordia para todos los mundos.

Te hemos creado de una naturaleza sublime” (Corán 68-4)
Y no te hemos enviado sino como misericordia para todos los mundos” (21-106)

Y hemos puesto tu recuerdo en un lugar elevado (94-4)

Dicho esto, el Profeta – sobre él la plegaria y la paz – no ha muerto. Él se encuentra entre nosotros. Hay muchos hadices que hablan de esta presencia. La Sunna abunda en ello. ¿De qué manera? Pues no en la misma de cuando estaba en vida; pero no por ello de una manera tan efectiva como durante su risala.

La Sunna dice que los profetas en sus tumbas se levantan al rezo cuando escuchan el Adam. Dice, asimismo que cuando pedimos el salat sobre Muhammad, Allâh le devuelve el alma para contestarle. Dice además que nosotros somos sus amados. Esas gentes de los últimos tiempos que sin haberle conocido le seguimos y/o le representamos de alguna manera.

Los profetas en sus tumbas se levantan para rezar cuando escuchan el ‘Adan” (llamada a la plegaria).

Estar pendientes durante este mes de los beneficios de Allâh en deferencia hacia el Profeta por excelencia es un acto de inteligencia, de sagacidad, de discernimiento, de conocimiento y de amor.

Las gentes de Muḥammad (no estoy hablando de todos los musulmanes) son los que le han catalogado en su verdadero valor. Los que hemos realizado que él es la primera y le mejor creación de Allâh. Esto es seguir su Sunna, no recortarse el bigote. Seguir la Sunna es tener al Profeta en su justo valor. Es amarle más que a nuestras familias, próximos y bienes. E incluso más que a nosotros mismos, como sayyidinâ Umar – que Allâh esté satisfecho de él-.