El Jadir – El Verde

Podemos deducir que el Jadir (El verde) es un hombre al que Allâh – glorificado sea – ha gratificado con una ciencia inmensa. Cualquiera que lea la surat La caverna estará conforme con esto, al constatar, durante su lectura, que este hombre enseñó a un profeta como era Mûsâ – sobre él la paz – ; al tiempo de que la misma Palabra de Allâh nos informa de como él personaje poseía una Ciencia procedente de Él.

Relata el exégeta del Corán e historiador musulmán, Ibn Kazir – que Allâh esté satisfecho de él – en su “Historia de los profetas”, todas las fuentes diversas que hablan sobre la historia del Jadir. La más aceptada es que, parece ser, que se trataba de un guerrero, el cual, durante una batalla, hubo de ir a buscar agua para su ejército. Al llegar a la fuente, y beber de ella, se volvió sabio e inmortal; no completamente inmortal, sino que Allâh le alargó la vida hasta los últimos tiempos. Este acontecimiento ocurrió entre el tiempo de sayyidina Nuh (Noé) y el de Ibrâhîm (Abraham) – sobre ambos la paz -.

Los historiadores andalusís de la Edad Media, así como en la actualidad, el arqueólogo ceutí, y presidente de Septem nostra, José Manuel Pérez Rivera, sitúan esta fuente en Ceuta, y están de acuerdo en ubicarla, como la fuente de la Victoria, sita en la carretera de Ceuta a Benzú, a medio camino. Asimismo, dichos historiadores, sitúan en este lugar el encuentro mencionado por el Corán entre él y sayyidina Mûsâ – sobre ambos la paz -.

¿Es El Jadir un profeta o un virtuoso? En realidad, pensamos que esto no reviste mucha importancia, siempre que consideremos que un profeta no es otra cosa que un virtuoso al que le ha sido encomendada una misión Divina para el pueblo. En este sentido podemos considerarle un profeta, habida cuenta de la ayuda que prestó a Mûsâ, así como a otros virtuosos con los que se ha encontrado a través del tiempo, tales como Ibrâhîm Ben Adham, el sultán de Balj, y Muhiyyuddin Ibn Arabi quien declara haberse encontrado con él en Al Ŷasira-l-Jadra (Algeciras). Otros virtuosos declaran haberse encontrado con él en alguna ocasión, con frecuencia circunvalado la Ka’aba en Meca.

Tal y como manifiesta José Manuel Pérez Rivera, hay gentes de Ceuta, entre los que nos encontramos nosotros, que dicen haber tenido una inesperada visita de un hombre, ni joven, ni viejo, sino todo lo contrario, quien decía unas palabras, desapareciendo de forma inmediata.

Sea como fuere, todo apunta a que Al Jadir sigue en vida cumpliendo la misión que Allâh le ha otorgado. ¿Cuál es esta misión? Seguramente parte de ella es proteger a las gentes de un determinado lugar, que bien pudiera ser Ceuta, o todo el Estrecho; ya que la presencia de un virtuoso, que tiene un conocimiento de Allâh, es una seguridad para el lugar y sus habitantes.

No es necesario buscarle, porque este tipo de personas es un prodigio Divino, y ellos poseen una manera de manifestación diferente a la del resto de los seres humanos. Si, como dicen las crónicas, lleva en la tierra desde un tiempo anterior al de Abraham, entonces podemos imaginarnos que no se trata de una persona como el resto, localizable y habitando en un domicilio, empadronado y con DNI (irónico).

Sea como fuere, no deja de ser uno de los prodigios de Allâh, que un señor como al Jadir, o como asimismo se le llama, el Señor del pez, siga en la tierra hasta ahora; un prodigio universal como lo fue el nacimiento de Jesús – sobre él la paz – , su ascenso a los cielos, así como el de Eliseo y el nacimiento de Alejandro (Iskandar), que fue sin tener una madre, según dicen algunas antiguas crónicas.

Su nombre, El Verde, se dice que procede del hecho de que donde ponía sus pies reverdecía la tierra.

En realidad, su caso no es sino un portento y una enseñanza. Portento, porque Allâh nos demuestra Su Todo Poder para crear lo que El quiera; enseñanza porque Allâh nos muestra lo qué es en realidad un Ser humano cuando El le ha revestido de Su aceptación y de Su Gracia.