El Islam y la Pandemia del Nafs colectivo
Por Abdul Karim (José Luis) Mullor
Bismi-l-Lahi-r-Rahmani-r-Rahim
Y la plegaria y la paz sobre el profeta Muhammad, el sello y la perfección de la profecía.
Hermanos/as
En esta época de dificultad en el que un pequeño ser está volviendo loca a media Humanidad, quisiera recordaros de que hace décadas, y en algunos países árabes más de un siglo, que se ha declarado una Pandemia la cual amenaza con destruir los cimientos de la Creencia en el pueblo, en la Umma de Muhammad – alayhi-s-salatu wa-s-salam. Y esta, precisamente esta, hermanos/as si es una pandemia de diseño; un virus fabricado en los laboratorios de la maldad y envuelto con ignorancia y extravío; lanzado al aire mediante la avidez y extendido mediante la envidia y la codicia.
Este virus hermanos solamente se instala en aquellos quienes no se dan la pena de trabajar para comprender su Din, y toma desprevenido a todo vanidoso que se cree que por conocer cuatro teoremas es ya un sabio reputado.
Sus diseñadores se han encarnizado contra la Sunna del Profeta, la cual es una salvaguarda para los creyentes, sabiendo que ella es la única herramienta, el medio por excelencia, para llegar a comprender el Libro sagrado de Allah. Ellos saben, pues su ciencia procede directamente de aquella de Harut y Marut, que atacando la Sunna pueden hacer desmoronarse el edificio de las creencias particulares. Pero no contaban seguramente con que los defensores de la Sunna, los muyahidines del Din que luchamos contra el mal, el error y la codicia, para que la palabra de Allah sea la más alta, tenemos la vacuna. Y no solamente poseemos la vacuna de esta Pandemia, sino el arte de aplicarla convenientemente y de poder curar a todos cuantos la quieran utilizar.
Nuestra ciencia procede de la misma fuente de la Sabiduría, la Verdad y el Bien.
El ser Humano es apresurado – dice el Libro de Allah
Y a aquellos a quienes se les inocula el virus se les adereza con una buena porción de ignorancia y de vanidad.
Lo que más ama el chaytan es mezclar la mentira con la verdad – dice el hadiz.
Algunos hermanos y hermanas estábamos comentando estos días que cualquiera toma un micro y se pone a hablar cuanto se le viene a la cabeza; si ya creerse sabio desde que se aprende poca cosa es vanidad, es necedad enseñar el des saber.
Cualquiera habla, cualquiera opina. Cuanta más escandalosa sea su tesis mayor número de ignorantes le aplauden y le siguen. Y este virus se ha extendido gracias a las aportaciones económicas de sus creadores, sin las cuales no habría podido permanecer en el aire ni tan siquiera un solo día.
El Profeta, un hombre puro desde su nacimiento; un hombre inteligente y sabio donde los haya, no recibió la revelación hasta que alcanzó los 40 años; prueba concluyente de que la Sabiduría no puede ser difundida hasta que se ha alcanzado un grado de madurez.
Hemos llegado a una situación absolutamente asombrosa, en la cual el joven arrogante pretende enseñar al mayor sabio. Una situación en la que los pillos y amantes del dinero se prodigan sin pudor alguno, cuales sofistas de la época griega, solamente por saber hilar un conjunto de palabras de una forma atractiva a los oídos de los débiles.
El saber religioso se ha convertido en un tesoro escondido, se ha retraído, pues lo puro no puede mezclarse con lo innoble.
La prédica del Din se ha convertido en el mercado de las frutas, de las verduras y del pescado donde cada tendero grita y jura que su género es el mejor.
Les mentiras ocurrentes son las atracciones de la feria, donde los funambulistas juegan con el léxico y se prodigan en frases “ingeniosas” convenientemente aderezadas con términos nuevos para darse el aire de saber.
A nadie importa ya que lo que se diga sea mentira o verdad. «Todo es relativo», dicen; «te crees que posees la verdad absoluta» – dicen otros – «cada uno tiene su propia verdad» – dice otro y frases tipo de esta naturaleza que denotan la grandísima ignorancia de estos personajes y de sus seguidores.
Y no se dan cuenta de que venimos al Islam para acercarnos a la Verdad Absoluta y volvernos sus portavoces; a cambiar la opinión del Nafs por la certeza del Yaqin (Adora a tu Señor hasta que te llegue la Certeza – dice el Corán); que venimos al Islam para que las propias verdades de nuestro nafs se diluyan en la Realidad. Que venimos al islam para aprender de los sabios y de los salihin (Preguntad a las gentes del Recuerdo si vosotros no sabéis – dice el Corán) y para llegar a serlo un día con la ayuda de Allah.
Hermanos/as no os habéis convertido para eso. Algunos llenan el saco con bondades y le hacen un agujero por debajo cuando escuchan y creen a farsantes de toda índole; de tal manera que lo que llenan lo pierden. Debéis comprender que cuando renunciasteis al Kufr no lo hicisteis sino para ganar, para ganar la luz habiendo salido de las tinieblas; y si escucháis a estos agentes de esa Nafs chaytania colectiva volveréis sobre vuestros pasos de nuevo a la oscuridad de las mentiras de Iblis.
Al igual que cuando un aspirante a la verdad comete un acierto o una imprudencia, y eso lo vuelve a su favor observando el estado de su nafs a fin de educarla, este virus, esta Pandemia está haciendo salir lo peor de algunos que tenían guardado en su interior temiendo que se les notara. Muchos han perdido el pudor y están sacando todo cuanto antes guardaban, dejando al descubierto las sombras que les habitan.
Es un tiempo de prueba, es un tiempo de separar el grano de la paja; es un tiempo en el que el defraudador es descubierto, el olvidadizo de Allah es arrojado en sus propias tinieblas, en que los hombres de la verdad son atacados, y en el que el ignorante debe escoger qué camino seguir.
Que Allah nos asista. Y para terminar quiero ilustrar esto con un hadiz de sobra conocido el cual resume la realidad de estos tiempos.
Allâh no retirará la ciencia arrancándola de las gentes, pero El la hará desparecer tomando el alma de los sabios hasta que no quede ninguno de ellos. Entonces, las gentes tomarán por jefes a los ignorantes, y cuando se les pregunte a estos a propósito de ciertas cuestiones, se darán el aire de saber sin basarse en ciencia alguna. Ellos se extraviarán y extraviarán a los otros.
(De Ibn Umar, recopilado por Al Bujari y Muslim).