El hadiz de los Favores de Allâh

A-s-salamu ‘alaykum – La paz sobre vosotros

Un hadiz, ciertamente bastante conocido, del cual gustan mucho los musulmanes de comentar dice:

Imran Ibn Hussayn transmite que el profeta – sobre él la plegaria y la paz – ha dicho:

Cuando Allâh otorga un beneficio a Su servidor, El ama ver sus efectos sobre él”.

(Recopilado en el musnad de Aḥmad Ibn Hanbal).

Este hadiz es comprendido comúnmente de una manera liviana; tanto que la mayoría piensa que los favores que se otorgan a ese nivel son de carácter material, y que por tanto, si Allâh le ha otorgado a una o varias personas bienes materiales, dichas personas deben mostrarlos a los ojos ajenos, vistiéndose bien, teniendo buenas casas, etc., pensando que con eso se honra al Dador mostrando los bienes concedidos.

A pocos se les ocurre pensar que en el caso de recibir bienes materiales, la mayor honra que podemos hacer a El Sustentador es repartir parte de esos bienes en limosnas, ya sean las legales o las voluntarias. Esto es, pues, hacer honor a los bienes recibidos purificándolos mediante la generosidad y la largueza. El vestido y la casa son secundarios, siendo lo anteriormente dicho, lo esencial.

Ahora bien, acabamos de comentar este hadiz aludiendo al caso en el que Allâh nos conceda bienes materiales, pensando por otra parte que las palabras del hadiz no van más allá. Pero, en sus palabras, el Profeta habla de dones; y esos dones otorgados por Allâh no pueden ceñirse únicamente a lo material porque ellos pueden ser, como son de hecho, de otra clase y alcance.

Efectivamente, los dones de Allâh son de múltiple naturaleza; unos más valiosos que otros, unos de orden más elevado que otros.

El don más elevado de Allâh es la Mahabba (ser amado por Allâh y amarle); le siguen el Conocimiento y la Virtud, entendiendo ésta en el sentido más amplio de su extensión.

De tal manera que mostrar los bienes de Allâh para agradecerle Sus favores, ya no se trata de vestir, conducir o vivir caro, sino de no ir como un miserable por la vida, siendo que Allâh nos ha favorecido.

Esto significa que el sabio debe dar a conocer su ciencia, que el virtuoso debe enseñar la virtud a los suyos, que el generoso debe repartir sus bienes, que el fuerte debe ayudar al débil; que el bueno debe enseñar corrección y buenos sentimientos. Que el don de la palabra debe mostrarse hablando educada y adecuadamente; que el don de poder andar debe mostrarse yendo hacia el bien; que el don del pensamiento debe mostrarse pensando bien y positivamente; que el don del pudor debe manifestarse no entrando en aquello que no nos conviene y no diciendo sino el bien; y así sucesivamente.