El hadiz de Jabir – La luz y la naturaleza de Muhammad

Assalamu alaykum

Ningún homenaje mejor ni ningún desquite más apropiado para las vejaciones que ha recibido la excelsa figura de nuestro profeta que el hadiz de Jabir, en el cual se explica la naturaleza de nuestro profeta y su estatus de primera creación de Allah.

Recordemos que lo que dice el Qur’an de nuestro profeta es grandioso:

Te hemos creado de una naturaleza sublime” (Corán 68-4)
Y no te hemos enviado sino como misericordia para todos los mundos” (21-106)

Y hemos puesto tu recuerdo en un lugar elevado (94-4)

En la primera de estas tres aleyas relativas a la importancia del Profeta, la palabra árabe traducida por “sublime” es “azima”; ahora bien este término no es traducible exactamente por “sublime”, en el sentido de que esta última expresión en lengua española restaría fuerza a la expresión Divina; ya que “azima” podría, sin ambages, igualmente ser traducida por “grandiosa”; siendo probablemente el término adecuado “grandeza sublime”. Pero dejando a un lado las cuestiones lingüísticas propias de una traducción lo más minuciosa y profesional posible, lo que si hay que remarcar en esta aleya es que el Profeta – sobre él la plegaria y la paz – goza de una naturaleza por encima de todo cuanto es conocido en este mundo.

Solamente, si nos remontamos a la creación de Adam – sobre él la paz – y a la exigencia Divina de que los ángeles se postraran delante suya, podremos comprender esta grandeza sublime de la naturaleza con la que fue creado Muhammad, habida cuenta de que ya los ángeles se postraron ante Adam en reconocimiento del secreto que Allah había depositado en él. Y aun así, hemos de decir, que la naturaleza de Muhammad es más elevada que de nuestro padre Adam delante de quien todos los ángeles se postran. Habida cuenta de que ya la naturaleza de los ángeles es seguramente sublime, cosa que nadie puede contestar, podemos deducir que la de Muhammad es de una sublime grandeza, superior a la del resto de las criaturas de los tres mundos. (Mulk, Malakut y Jabarut).

Resultaría extraño que, habiéndose referido el Corán como lo ha hecho a la naturaleza del Profeta,  y habiéndole conferido el honor de ser una criatura tan especial, en ninguna de las tradiciones se encontraran relatadas con minuciosidad las características específicas que explicaran de qué tipo de naturaleza se trata. Es así que, con toda lógica, esta naturaleza de sublime grandeza es explicada en un hadiz en el que el Profeta – sobre él la plegaria y la paz – relata su creación por parte de Allah, y cómo y porque, como él mismo dijo en un hadiz:

Yo era profeta mientras Adam se encontraba entre el agua y el barro”.

Un hadiz con una cadena de transmisores que comienza por Ali hasta  Shadili y posteriores.

Es así que el hadiz de Jabir, llamado así por ser el sahaba Jabir Ibn Abdillah su transmisor es la explicación minuciosa de los secretos escondidos en la naturaleza de Muhammad. Un hadiz que ofrece al Profeta el honor debido frente a las débiles exposiciones que desearían ven en Muhammad un hombre como los demás que tuvo la suerte de recibir una Revelación por ser bueno y honesto.

Este hadiz presenta dos líneas de transmisión bien definidas. Una comienza con Jabir, Abu Bakr y Ali, relatado en numerosos libros al efecto durante siglos hasta nuestros días, y otra deriva en el musnad de uno de los maestros del Imam Nawawi


He aquí el hadiz:

EL HADIZ DE ŶABIR

Ŷabir transmitió:

He interrogado al Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – al respecto de la primera cosa que Allâh – Altísimo – creó; entonces él me respondió: “Es la luz de tu profeta Ŷabir, que Allâh ha creado en primer lugar, pues El ha creado en esta luz todo bien, y después de ella ha creado toda otra cosa”.

El mantuvo esta luz, delante suyo, en el estado de proximidad (maqam al qurb) durante 12000 años, y después hizo de ella cuatro partes (aqsam): creó el Trono de una de esas partes, de otra el Escabel del trono, de otra los Guardianes del Trono y los Guardianes del Escabel del Trono, la restante la mantuvo en estado de Amor (maqam al Hubb) durante 12000 años, después la dividió en cuatro partes:

Con una de ellas creó el Cálamo
La Tabla bien Guardada (Lawhu-l-Mahfud) de otra
El Paraíso de otra
Y El mantuvo la cuarta en estado de Temor durante 12000 años.

Después la dividió en cuatro partes:

De una creó los ángeles
El Sol de otra
La Luna y los astros de otra
Y El mantuvo la cuarta en estado de Esperanza (raŷa’) durante 12000 años. Después la dividió en cuatro partes:

Creó en intelecto (‘aql) de una de las partes
El conocimiento de otra
La mansedumbre de otra
Y El mantuvo la cuarta en estado de Pudor durante 12000 años.

Después la miró de suerte que la luz transpiró por efecto del pudor 124000 gotas de luz y Allâh creó de cada una de esas gotas un profeta o un enviado.

Después los espíritus de los profetas se pusieron a respirar y Allâh creó de sus soplos los santos, los bienaventurados, los mártires y los creyentes obedientes hasta el Día de la Resurrección.
El Trono pues y el Escabel han sido hechos de mi luz; el Sol, la Luna y los astros han sido hechos de mi luz; el conocimiento y la longanimidad han sido hechos de mi luz; el éxito ha sido hecho de mi luz; los espíritus de los profetas y de los enviados han sido hechos de mi luz, los mártires y los virtuosos han sido derivados de mi luz.

Seguidamente Allâh creó 12000 velos, después El estableció mi luz – que se encuentra en la cuarta parte de cada velo – durante 1000 años. Estos son los velos de la Abundancia (karamah), de la Felicidad, el Temor reverencial, la misericordia, la dulzura, el conocimiento, la longanimidad, la gravedad, la tranquilidad, la paciencia, la certeza, la sinceridad.

Esta luz adoró a Allâh en cada velo durante 1000 años y cuando ella salió de los velos Allâh la infiltró en la tierra, de tal manera que todo lo que se encuentra entre el Oriente y el Occidente obtiene de ella su claridad, tal y como de una antorcha en la noche oscura.

Seguidamente, Allâh – exaltado sea – creó Adam de la tierra e introdujo en él esta luz, en la frente. Seguidamente se transmitió a Set, y después fue transmitida de puro a puro, de virtuoso en virtuoso, hasta que Allâh – glorificado sea – la hizo pasar a los riñones de Abdu-l-Lâh Ibn Abdi-l-Muttalib, y de Abdu-l-Lâh a la matriz de mi madre Amina.

Seguidamente El me hizo aparecer en este bajo mundo e hizo de mí el señor de los enviados, el sello de los profetas y una misericordia para los mundos. He aquí la naturaleza de tu profeta Ŷabir.