El enfrentamiento
La paz sobre vosotros
Solamente Allâh sabe lo que pasará mañana. Estas son, las palabras incomparables del Profeta – sobre él la plegaria y la paz -. Y esto lo constatamos una y otra vez en nuestras propias personas.
Mientras el mundo navega dentro de una lógica de enfrentamiento; mientras unos y otros se enardecen diciendo tener razón, contestando al otro, y desgastándose, queriendo imponer su verdad de manera desgarrada. Mientras la Humanidad va perdiendo progresivamente aquello que la puede hacer llamarse como tal, nadie hoy te va a escuchar si hablas de Amor, de concordia, de hermandad. Hay demasiado ruido.
La gente anda por ahí demasiado nerviosa, muy imbuida en sus propias razones, en su pequeño terruño personal, donde el alma se engrandece y se sienta en un trono de comodidad y de autosatisfacción. Desde los sillones de las casas se jalean a los contrincantes, sean quienes sean, del tipo que sean. Lo que está ocurriendo estos días no es otra cosa que una proyección de millones de egos individualistas, autosatisfechos, incorregibles, que se han asentado en una lógica de comodidad egoísta.
No nos quejemos de quienes en apariencia nos gobiernan, y digo en apariencia porque Quien solamente lo hace en verdad es Allâh. Ellos son nosotros, son nosotros con algo de poder; y ejercen el poder con la misma falta de interés, con el mismo egoísmo que nosotros vivimos nuestros días en el sillón de nuestras casas sin hacer nada por nadie. Ellos son nosotros, es Allâh quien lo ha dicho. El no cambia la condición de una gente hasta que esa gente haya desterrado el mal que les habita.
El enfrentamiento es el arma del Nafs; ella necesita un enemigo, un contrario, para estar satisfecha, hacer, deshacer y volver a las andadas, una y otra vez. Si no hay enemigos se los inventa, porque tal vez ella necesita odiar; no a nada ni nadie, sino simplemente odiar; y eso la engrandece. Y de ahí ¿qué puede salir?
No obstante, nunca han dejado de existir en la Tierra un grupo de aquellos que han renunciado a ellos mismos, a su propio egoísmo, a su propio yo narcisista, para dedicarse a adorar a Allâh como se debe. Y adorarle no es solamente rezarle y pedirle, sino actuar de manera misericordiosa con Su creación. Y esta es la Sunna, no vestirse o acicalarse, sino SER; ser Muḥammadi, revestirse con la Sutra de nuestro profeta.
Y es gracias a estas almas buenas, a estas personas simples con corazones de oro, que Allâh va a cambiar el mundo. A causa de ellos sin duda, y asimismo a causa de que Él se va a hacer respetar y temer por los injustos, y va a hacerles sentir que el mundo es Suyo, Suyo y de nadie más. Nadie puede hacer en Su tierra como él desee.
Allâh ha reservado una Resurrección a la Comunidad de Muḥammad – sobre él la plegaria y la paz – para estos tiempos de injusticia. Nos ha sido prometido un restaurador que ha sido dado en llamar El Imâm Mehdi el Muntadar. El esperado. Él es la proyección de las esperanzas de los justos, el resultado de las súplicas de los oprimidos; la respuesta Divina a la opresión en la que vive gran parte de la Humanidad. Él es nuestro y nosotros somos de él. Y siendo de él, somos de Muḥammad, y siendo de Muḥammad somos de Allâh, pues de El solamente somos y a El habremos de retornar.
Pero este mundo es Suyo, y no quisiéramos marcharnos de él sino es después de satisfacer nuestras almas con la contemplación de la Belleza inigualable de un mundo gobernado por la Justicia, libre de opresión y de abusos.
Y cuando esto llegue la Umma de Muḥammad no seremos como fueron los que estuvieron con Mûsâ. Estaremos a la altura, no le fallaremos, así lo quiera Allâh.
Y sin duda este restaurador, al que el Profeta dio tanta importancia que dijo que hubiera deseado vivir en su tiempo, va a rodearse de aquellos que se han abandonado en la Voluntad de su Señor; pues el bueno es para los buenos y las almas son como soldados que se alinean con los suyos.
No sabemos qué día llegará; eso solamente lo puede saber Allâh. Pero sí sabemos una cosa: que vendrá; y que la costumbre de Allâh es traer la salvación cuando todo parece perdido. Eso es lo que hemos aprendido de la Historia de Sus profetas; sabemos que El impone Su voluntad cuando la gente desespera y cree que todo será así por los tiempos de los tiempos.
Lo dijimos de una manera u otra; el asunto del COVID 19 no era sino el preludio de más acontecimientos por venir. Y puede, Allâh no lo quiera, que nos encontremos ante un escenario devastador; quizás porque las personas que gobiernan, mejor dicho “que creen que gobiernan este mundo” no son capaces; porque son gente que no está a la altura de la misión que dicen cumplir.
No queremos ver llorar a mujeres y hombres, niños, ancianos y jóvenes. Queremos que la Humanidad quede y persista en el regazo de la Misericordia Divina. Y probablemente vivamos dentro de poco un episodio extraordinariamente devastador. ¡Que Allâh no lo quiera!
Por eso esperamos, vivamente confiados, a ese Mahdi que, con la ayuda de Allâh restablecerá en el mundo la Justicia; una Justicia que nos ha sido negada por aquellos quienes poseen inmensas riquezas para su propio disfrute.
¡Qué Allâh proteja a a Humanidad, al Islâm y a los musulmanes!