El Corán habla de la Creación

La paz sobre vosotros

El Corán y la Creación

Alif, Lam, Ra. Estos son los signos del Libro Sabio.
¿Les resulta sorprendente a los hombres que hayamos inspirado a uno de ellos: Advierte a la gente y anuncia a quienes creen que tienen un precedente verdadero* junto a su Señor?
Los incrédulos dicen: Este es, en verdad, un mago evidente.
Vuestro Señor es Allâh que creó los cielos y la tierra en seis días y luego se asentó en el Trono dirigiendo el Mandato. No hay intercesor sino después de haber sido autorizado por Él. Ese es Allâh, vuestro Señor; así pues, adoradle.
¿Es que no vais a recapacitar?
A Él retornaréis todos. La promesa de Allâh es verídica. Él empieza la creación y luego la repite, para recompensar con equidad a quienes han creado y han llevado a cabo las acciones de bien.
(10-1 a 4)

En la Surat al Mulk podemos leer con respecto a la Creación:

El que creó siete cielos, uno sobre el otro.
No verás en la creación del Misericordioso ninguna imperfección. Vuelve la vista: ¿Ves algún fallo?
Vuelve a mirar una y otra vez, la vista regresará a ti derrotada y exhausta.
(67- 3 y 4)

No puede pasar desapercibido para quien lea el Corán con atención como en la primera de las Surats que hemos presentado (Surat Yunus) existen unas palabras realmente sorprendentes: “Él empieza la creación y luego la repite…”.

Ahora bien en la Surat al Mulk encontramos estas palabras: “No verás en la creación del Misericordioso ninguna imperfección. Vuelve la vista: ¿Ves algún fallo?
Vuelve a mirar una y otra vez, la vista regresará a ti derrotada y exhausta.”

En el primero de los textos Allâh nos dice que El empieza la Creación y luego la repite. Mientras, en la Surat del Reino nos hace mirar dos veces para constatar que en la creación no existe imperfección alguna. La primera corresponde al acto creador y la segunda al conocimiento del siervo de Allâh sobre la Creación.

Sería muy fácil salir del paso sobre las primeras palabras argumentando que Allâh crea como Jâliq (Creador) y repite la creación como Al Bari (El Formador). Ahora bien, también podríamos argumentar que ambos actos (crear y formar) son solamente uno, identificado a la Creación.

Si consideramos las cosas de esta segunda  manera podríamos decir que la visión de Ibn Kazir es la más acertada en el sentido en el cual Allâh crea para nosotros un marco de vida y después de la muerte otro diferente, lo que es para nosotros como si fueran dos creaciones distintas, dos mundos diferentes. Es lo que se deduce más fácilmente del texto árabe, en el que se dice que Allâh zumma yuˤiduhu, es decir, “luego la repite” ligando esto a la recompensa o al castigo en la Otra vida.

En cuanto a las dos miradas que se nos presentan en la Surat del Reino se ha escrito mucho. Ibn Kazir pasa de largo dando una somera explicación; y lo hace así porque él se propuso que su tafsir no entrara en conocimientos distintos de lo que es el Fiqh; pero otros se han detenido ampliamente sobre este versículo. No olvidemos el hadiz que dice el Qur’an tiene “un exterior y un interior, establece principios y obra sobre lo universal”.

“Todo versículo tiene un exterior, un interior, determina principios y actúa sobre lo universal, hasta llegar a tener siete sentidos interiores, e incluso setenta.”

Abu Darda’ – que Allâh esté satisfecho de él – ha dicho: “Tu comprensión permanecerá incompleta en tanto no hayas captado las múltiples facetas del Qur’an”.

Establecido entonces que cada aleya del Corán es susceptible de tratar tanto lo universal como lo particular, podemos establecer entonces que esta doble mirada a la que somos invitados a aplicar a la creación de Allâh se trata, no solamente de dos actos diferenciados en ellos mismos, sino en dos etapas diferentes de nuestro conocimiento. Miramos una vez y no vemos fallos, lo hacemos una segunda vez y además de no encontrarlos, volvemos a nosotros mismos con las miradas exhaustas. Esto significa que la segunda mirada ha sido más detallada que la primera. Porque entre las dos nos hemos cargado de conocimiento, de esa mirada del verdadero creyente (firasa minal-mu’min) que mira con la luz de Allâh. Y aún, con esa mirada tan penetrante y detallada no hemos podido encontrar fallo alguno.

Esta tesis la respalda el hecho de que no tendría sentido llevar una segunda mirada a la Creación si la primera hubiera sido definitiva y perfecta. Hemos levantado la mirada por vez segunda cuando nos encontrábamos preparados para poder analizar, para poder juzgar; pues cuando Allâh nos ha invitado a levantar la mirada lo ha hecho porque Él ha puesto en nosotros la capacidad de visión suficiente para poder juzgar con claridad la perfección de Su Creación.

Si bajo la primera mirada la vista era ya maravillosa, bajo la segunda la perfección rutilante de la luz que Allâh ha puesto en la Creación ha sido avasalladora, tanto que hemos regresado con las miradas exhaustas y agotadas.

Es por esto último que la siguiente aleya continúa explicando los adornos que Allâh ha puesto en la Creación. Todo ello cuando, habiendo perfeccionado nuestra visión somos capaces de manera preclara de captar las maravillas expuestas y ocultas que Allâh ha guardado en ella.

Y Allâh sabe más