El Antropomorfismo desvelado
Abdul Karim Mullor
El Antropomorfismo desvelado
Podemos llamar Antropomorfismo a una idea de la Divinidad que se identifica con lo físico, o que se aproxima o sugiere la existencia de Dios (Allâh) como un cuerpo grandioso que domina lo creado con sus poderosos atributos. Es decir, se conceptúa a Allâh con ojos, manos, rostro, y se le hace sentarse en un Trono por grande que este sea.
Los antropomorfistas sugieren que, aunque no sean como los de los humanos, Allâh posee estos atributos como si fueren órganos propios, aunque muy diferentes a los de las personas.
Hemos de decir primeramente que los órganos humanos han sido creados de agua y tierra, por lo cual son perecederos y materiales. Mientras, Allâh nunca ha revelado que Él tenga órganos de visión, acción, audición, ubicación o comprensión.
Esta afirmación es producto de un invento motivado por el deseo de minimizar Su Naturaleza, y así dominar el concepto “Divinidad”, para ser ellos (los autores) los únicos que puedan “explicarlo” . Aunque, en algunos casos, el motivo no es otro que simplemente el de una ausencia del menor indicio de inteligencia en el haber del autor.
Dicen: “es que Allâh ha dicho en el Corán que tiene ojos, que tiene faz, y entonces si Allâh lo dice es porque los tiene”.
¡Pobres! ¡Pobre del que les conceda crédito!
En el caso del Ser humano, Allâh describe la vista, el oído, el habla como una capacidad, además de como un atributo físico. Si bien, El habla sobre estos órganos humanos desde el punto de vista físico:
Dijo: ¡Señor mío! Dame un signo. Dijo: Tu signo será que durante tres noches y sin que tengas ningún impedimento para ello, no podrás hablar a la gente. (19-10)
En otras ocasiones, Allâh se refiere a una incapacidad general, como en este caso:
Y es verdad que no son los ojos los que están ciegos sino que son los corazones que están en los pechos los que están ciegos. (22-46)
O en este otro:
Sordos, mudos y ciegos, no podrán volver (2-18)
Esto se nos antoja suficiente para poder comprender que cuando Allâh hace alusión a los órganos humanos, a veces lo hace de manera literal, mientras en otras Él se refiere a ellos de forma metafórica. Corazones ciegos. Sordos (que no escuchan la Verdad). Mudos (que no saben decir la Verdad). Ciegos (que no saben ver la Verdad).
Y si, desde el punto de vista humano, Allâh utiliza la metáfora, ¿cómo no hacerlo con respecto a El Mismo, habida cuenta que nuestros sentidos no saben captarle ni nuestra mente comprenderle? ¿Qué otra forma mejor podría haber utilizado Allâh para que el Ser humano, creado débil, pudiera comprender las cualidades divinas?
Dijo: ¡Iblis! ¿Qué es lo que te impide postrarte ante quien he creado con Mis manos? (38-75)
En este caso, aquel quien considere que Allâh ha modelado el cuerpo de Adam con las Manos, tal y como lo hubiera hecho un alfarero, adolece de un problema grave. Pues es necesario y correcto comprender por ello que Allâh lo ha creado y formado con Sus Propias capacidades creadoras, sean las que sean, dando forma de una manera que ni tan siquiera los ángeles pudieron visualizar y mucho menos comprender.
Un hadiz relatado por Amr Ibn Al ‘As dice:
Verdaderamente los justos se sentarán el Último Día sobre púlpitos iluminados, a la derecha del Misericordioso, y cada una de Sus dos manos es derecha…
En toda evidencia en este hadiz se habla de la preminencia de la Derecha que en este caso significa la capacidad de actuar certeramente y con justicia. Es decir, la capacidad Divina de no cometer errores. En este sentido Allâh en el Corán dice para quienes cambian la escritura: ¡Ay por lo que sus manos han hecho!
Pero ocurre lo mismo para la Palabra increada que es el Corán. La Palabra no es un atributo orgánico divino emitido por una Garganta sagrada. Se trata de una transmisión de lo Divino a lo humano a lo que se llama Palabra de manera metafórica y no literal porque para nosotros se representa escrita mediante letras, como el resto de las palabras humanas.
¿Y qué decir del Rostro de Allâh?
De Allâh son el oriente y el occidente; donde quiera que os volváis, allí se encuentra la faz de Allâh.
Es cierto que Allâh lo abarca todo y no hay nada que escape a Su conocimiento. (2-115)
¿Indica esto que Allâh tiene un rostro dentro del que se encuentran ojos, oídos, boca y demás? ¡Sería una sinrazón discurrir de esta manera! Allâh nos está dejando claro que doquiera que estemos o vayamos Él se encuentra allí con todo Su Ser y facultades al completo.
¿Cómo conocemos a una persona? ¿No es acaso que la reconocemos entre otras por su rostro y que esto es una prueba definitiva de que se trata de esa persona y no de otra?
Es pues el Rostro (Faz), en este caso, la Personalidad de Allâh que le distingue de cualquier otro, ya que Él es Incomparable e Inigualable.
Es por eso que el Corán dice:
Todo perece excepto la Faz de Allâh
Lo cual quiere decir: toda personalidad perece, cambia, excepto la de Allâh; a Él le sean dadas gracias eternas y reconocimiento de Su grandeza en todo lugar y ocasión.
Sobre el Trono
Realmente vuestro Señor es Allâh, Quien creó los cielos y la tierra en seis días, luego se asentó en el Trono. (7-54)
Cuando un rey es coronado se dice que se asienta o se emplaza en el trono. Poco importa que el trono exista físicamente, o se trate de un lujoso asiento; pues todos sabemos que lo que se está diciendo en ese caso es que “toma el poder”.
Y si ya esto lo decimos y comprendemos cuando se refiere a un rey mundanal, resultaría cómico y notoriamente esperpéntico tomar a Allâh como un Rey que se emplaza encima de una silla, por grande que esta sea. Y más sobre una silla de Su creación.
Establecerse en el Trono (Istawa ˤalâ-l-ˤArš) es simple y llanamente “tomar el mando”. Y como Él es el rey Eterno que nunca será sustituido por otro, por eso se utiliza el término ‘Stawa en el Corán. Establecerse pues es “tener el mando todo el tiempo en el que la Creación dure”. De ahí “establecerse” y no “emplazarse”.
Ni tan siquiera es creíble, para alguien dotado de un mínimo de razón, considerar a Allâh sentado sobre algo. Sentado, de pie, como queramos. Imaginar a Allâh de esta guisa es producto de un estado mental que no se corresponde con las facultades de le inteligencia humana que Allâh nos ha concedido. No podemos creer que haya personas así; pero, al contrario, las hay. Y esto ya forma parte de las asombrosas maravillas que pueden existir en este mundo, donde el absurdo puede volverse realidad y sentarse sobre el trono de la fantasía, la farándula y de la risa resulta ser un ejercicio con el que algunos susodichos musulmanes se encuentran extrañamente familiarizados.