El análisis de los textos sagrados

En el Nombre de Allâh – el Todo Misericordioso – el que manifiesta Su Misericordia

El hombre invoca el mal con la misma facilidad con que invoca el bien: el hombre es muy precipitado. (17-11)

Esta frase del Corán es una muestra indubitable del carácter del ser Humano. Ciertamente el hijo de Adam se precipita al sacar conclusiones y no ama esperar para ver el resultado de sus pensamientos y acciones. Es más, el ser Humano es voluble y no es proclive a mantener el mismo punto de vista sobre un sujeto sino por un breve espacio de tiempo, signo obvio de su tendencia a la futilidad y al dejarse llevar por la volubilidad del pensamiento y el vaivén de los acontecimientos.

Allah es Quien creó los cielos y la tierra y lo que hay entre ellos, en seis períodos; luego se estableció en el Trono. No tenéis ayuda ni intercesor fuera de Él. ¿Acaso no reflexionaréis? (32-5)

La llamada a la reflexión nos es dada por el Libro de Allah en varias ocasiones como estas. Aquí “reflexionar” es extraer conclusiones que derivan en un conocimiento más o menos profundo de los actos Divinos, así como de las prescripciones que El, en Su Infinita sabiduría, ha decidido imponer al ser humano en base al conocimiento completo que Allah – Altísimo – tiene sobre su naturaleza y tendencias.

Esta precipitación, propia de los seres humanos, esta tendencia a querer extraer conclusiones rápidas, se hace más pintoresca cuando algunos, no entendemos bien por qué motivo, se dedican, sin un conocimiento previo suficiente ni capacidad de análisis, a extraer conclusiones de lo más variopinto sobre alcance de los textos sagrados del Islam, hecho este que es el objeto del presente escrito.

Efectivamente, precipitación es sinónimo de falta de seriedad y madurez, asimismo lo es de ausencia de todo espíritu erudito y científico.

Podemos observar, no sin ausencia de asombro, el hecho inédito de que cada vez existen más personajes que se dedican a extraer asombrosas conclusiones, de manera completamente indocumentada, todo hay que decirlo, de la lectura de una aleya del Corán o de un hadiz. Comúnmente, quienes esto hacen de manera repetitiva, persiguen un objetivo determinado, ya que ellos en su “análisis” del texto, utilizan lo que han leído para un fin establecido de antemano; llegando con ello a las conclusiones deseadas mediante un manejo fraudulento del sentido de las “pruebas” existentes en los textos sagrados. Es decir, no utilizan las premisas para llegar a una conclusión acertada, siendo antes bien al contrario, que ellos deciden de antemano a qué resultado desean llegar con estas premisas, arreglando estas últimas a su guisa y acomodo.

A veces, este análisis es asimismo utilizado en este sentido que acabamos de expresar, no ya por personas particulares, sino por comunidades o países enteros inspirados por alicientes extra religiosos.

Esto ha provocado que personas sin formación religiosa exhiban una u otra aleya, uno u otro hadiz, de manera liviana para argumentar o justificar una toma de postura de orden puramente personal

Dicho esto, hemos de manifestar que para hacer un análisis correcto, ya sea de una aleya del Corán o de un hadiz, no lo podemos abordar nunca de manera adecuada sino es refiriéndonos a las otras aleyas o hadices que traten del mismo asunto que lo hace la aleya o el hadiz a analizar.

Para aclarar esta afirmación conviene decir que, tanto en el Corán como en la Sunna, existen aleyas o hadices con un sentido totalmente independiente del resto y otros que abordan un asunto de manera tal que podemos encontrarlo de manera complementaria en otras aleyas o hadices.

Por ilustrar esto con un ejemplo, debemos decir que el versículo del Trono es una aleya que no se encuentra condicionada por otras; podemos decir eso mismo de la Fatiha o del ayat a-n-Nur, o de otros versículos del Corán que hablan de los atributos Divinos o de recomendaciones directamente precisas para los creyentes. Ocurre lo mismo con los hadices, en los cuales el tema tratado es hecho de una manera completa en un solo hadiz, de tal manera que no tendremos necesidad de ir a buscar otros hadices para completarlo.

Sin embargo, no podemos olvidar que, tanto numerosas de las aleyas del Corán, como innumerables hadices, son directamente imputables a hechos determinados que ocurrieron en tiempos del Profeta – sobre él la plegaria y la paz – pues fueron revelados o mostrados a fin de dar respuesta a acontecimientos concretos, cuyo ejemplo por otra parte, es extrapolable a hechos similares acaecidos en otras épocas posteriores. Estas son las bases de una ciencia llamada “Asbab a-n-nuzul” “Fuentes o causas de la revelación” utilizada para iluminar al respecto del significado de una aleya, una surat o un hadiz.

Asimismo podemos hablar del “tafsir” o “análisis” del Corán o del hadiz. Y es este procedimiento, que para nosotros tiene el valor de ciencia, el que se impone a la hora de analizar el alcance, significado o área de acción, tanto de las aleyas del Corán, como de muchos de los hadices.

Es por ese motivo que sabios como Ibn Kazir, al Qurtubi u otros realizaron un tafsir completo del Corán, así como Ibn Hayyar al Asqalani lo hizo de los hadices del Sahih Bujari en su célebre y extensa obra “Fathu-l-Bari”.

Efectivamente, el modelo de tafsir de Ibn Kazir, así como el de Al Qurtubi son considerados como ejemplos a seguir en el análisis del Libro de Allah. Recurriendo al ejemplo de Ibn Kazir, en su tafsir del Corán, cuando se analiza una aleya son traídas presencialmente todas las otras aleyas susceptibles de referirse al mismo asunto en cuestión, así como los hadices que desarrollan el mismo asunto, además de ser relacionadas todas las opiniones de los sabios y eruditos en la materia.

Todo esto nos impide ser livianos a la hora de sacar partido de un texto sagrado islámico, de llegar a conclusiones precipitadas y superficiales a la hora de estudiar el Corán y la Sunna, y a mantenernos a salvo de toda clase de interpretaciones segadas o incompletas.

Otro aspecto susceptible de reseñar es el de la máxima traída a colación en diversos hadices al respecto de que toda aleya del Corán es susceptible de contener siete o más niveles de comprensión superpuestos, a cada cual más elevado y luminoso. Pero esto no deja de ser un asunto diferente al que estamos tratando, habida cuenta de que con esto último nos estamos refiriendo a la capacidad personal de comprensión de cada creyente, así como a su grado de desarrollo en la pureza de su corazón.

Más adelante seguiremos con el tafsir del Corán y del hadiz mostrando ejemplos concretos de manera más detallada a fin de que nos podamos hacer una idea concreta sobre el procedimiento más conveniente para analizar los textos sagrados del Islam.