Diccionario sufí: Al wara‘, la escrupulosidad

La escrupulosidad consiste en abstenerse de cometer algo cuya consecuencia puede ser repudiable. Para el común de los creyentes, consiste en evitar lo que está prohibido (ḥarâm) y lo que es ambiguo (mutaṡâbih). Para los escogidos consiste en evitar todo lo que perturba el corazón o lo que provoca en él una repugnancia u oscuridad. A eso se refiere la sentencia del Profeta: “Abandona todo lo que te parece dudoso y ve a lo que no te genera duda”. En cuanto a la escrupulosidad de los predilectos es el rechazo a apegarse a lo que no es Dios, el hecho de cerrar la puerta al deseo de lo que no es Él, centrar en Él toda preocupación y no apoyarse en cosa alguna sino en Él. Esta última clase de escrupulosidad constituye el “eje de la religión” (milâk al-dîn) tal como lo definió Ḥasan al-Baṣrî cuando alguien le preguntó: “¿cuál es el eje de la religión?” y respondió: ¡La escrupulosidad!”. Después, a la pregunta de “¿Cuál es la corrupción de la religión? Respondió: “¡la concupiscencia!” (al-ṭama‘). Esa escrupulosidad de los predilectos es la que hace de contrapeso a la concupiscencia. Una porción de esa escrupulosidad equivale a un millar de plegarias y ayunos. Es por eso que dice el autor del Tanwîr, Ibn ‘Atâ’ Allah al-Iskandarí: “No es la abundancia de la ciencia lo que prueba la comprensión del servidor, ni la recitación permanente de su wird (letanías); lo que indica su lucidez y su comprensión es que espera todo de su Señor, que se consagra a Él (inḥiyâṡ) en la intimidad del corazón, se libera de la servidumbre de la concupiscencia y se adorna con la joya de la escrupulosidad”, entendiendo aquí por escrupulosidad la de los predilectos o de los escogidos. ¡Pero Dios sabe más!

Notas

Massignon traduce wara‘ por “abstención escrupulosa” y “desapego escrupuloso”, “abstinencia”, “pudor”, y “observancia escrupulosa de la conciencia”. En una excelente obra sobre el sufismo, un discípulo del cheij al-Hâṡimi escribía: “La escrupulosidad  consiste en evitar las cosas dudosas por miedo a caer en las cosas prohibidas; emana de la pureza del corazón, de la iluminación auroral de la intuición (iṡrâq al baṣîra) y de la captación de la luz directriz (tamakkun nûr al-hidâya). Este autor trae a colación para el primer grado de wara‘ el conocido hadiz: “Lo que es lícito es evidente, lo que está prohibido es evidente; pero entre los dos se sitúan las cosas dudosas, de las que pocas personas tienen conocimiento”. El que teme las cosas dudosas, acaba declarado inocente respecto a su religión y a su vida terrenal pero el que cae en lo dudoso termina cayendo en lo prohibido. Es como un pastor que lleva a apacentar a sus ovejas junto a un recinto privado y se arriesga a que el ganado se introduzca en ella. No hay soberano que no posea su recinto sagrado y para Dios ese recinto son sus prohibiciones”.

Respecto al wara‘ de orden superior, el mismo autor cita el siguiente hadiz: “La inocencia (al-birr) es la bondad de carácter; el pecado (al-ithm) es lo que perturba tu alma y aquello de lo que te avergonzarías que la gente supiera ”. Y por último, este otro hadiz: “El servidor no es verdaderamente un servidor cabal (min al-muttaqîn) hasta que no se separe de lo que no produce ningún mal para preservarse de aquello que sí lo produce”.