Diccionario sufí Al-Tawba (El arrepentimiento)

Por el cheij Ahmad ben ‘Aŷiba   

El “arrepentimiento” es la conversión de toda mala accion en acción buena o de toda cualidad vil y baja en cualidad noble o de la visión de lo creado (al-jalq) a la inmersión (istigrâq) en la visión de la Realidad (al-ḥaqq).

Sus condiciones son: la contrición sincera (nadam), la erradicación de los vicios (iqlâ’) y el rechazo de la obstinación o contumacia en el pecado (iṣrâr). En cuanto a la reparación de los daños provocados, es una condicion independiente del arrepentimiento y su ausencia no lo invalida, lo mismo que el arrepentimiento de cierto pecado puede coexistir con la obstinación en un pecado de otra clase.

El arrepentimiento del común de los creyentes es el arrepentimiento de los pecados, el de los escogidos es el arrepentimiento de sus defectos y el de los predilectos es de todo lo que distrae a la conciencia íntima (sirr) de la presencia del Conocedor de los Secretos (‘allâm al-guyûb).

Todas las moradas o estaciones espirituales (maqâmât) se asientan sobre el arrepentimiento sincero mientras que el arrepentimiento no sincero demanda a su vez otro arrepentimiento: el miedo (jawf) demanda un arrepentimiento en el momento que sobreviene la tranquilidad y la falsa seguridad; la esperanza (raŷa’) cuando llegan la aflicción y la desesperación; la constancia (ṣabr) cuando sobreviene el pánico; el desapego (zuhd) cuando nos asaltan los deseos; el escrúpulo (wara‘) cuando andamos buscando excusas (rujaṣ) para no cumplir o nos vienen pensamientos de codicia (ṭama‘); el abandono confiado a Dios (tawakkul) cuando nos preocupamos en exceso imaginando tener libre albedrío sobre algún asunto o pensando en cómo vamos a procurarnos los medios de vida; el contentarse (al-riḍâ) y la sumisión (taslîm) cuando nos amargamos o nos revolvemos contra los decretos del destino; la vigilancia (al-murâqaba) en el momento en que perdemos las buenas maneras (sû’ al-adab) con Dios o nos dominan los pensamientos negativos; el examen de conciencia (al-muḥâsaba) cuando perdemos el tiempo con cosas que no nos acercan a Dios; el amor (al-maḥabba) cuando el corazón tiende hacia otra cosa que no sea el Amado; la contemplación (al-muṥâhada) cuando la conciencia íntima se preocupa de otra cosa que el Contemplado o se apega a un objeto sensible y ya no sigue progresando por los escalones de los secretos divinos.

Por esto, el Profeta repetía en una sola sesión 70 o 100 veces la letanía de petición de perdón (al-istigfâr).

El arrepentimiento verdadero se resume en 4 cosas: al-istigfâr de la lengua, la abstención del cuerpo, la ausencia de obstinación en el corazón y el abandono de las malas compañías.

Dijo Sufián al-Thawri: “El verdadero arrepentimiento se reconoce por 4 señales: la modestia (qilla), el sentimiento de debilidad (‘illa), la humildad (ḏilla) y el sentimiento de ser un extranjero en este mundo (gurba).