Del Nafs e Iblis y la protección contra ellos

En el Nombre de Allâh – El Todo Misericordioso – El que Manifiesta Su Misericordia; y la plegaria y la paz sobre el Enviado, Muhammad así como sobre su familia purificada y nobles compañeros.

A nadie, y ello seguramente en toda la historia del Islâm, nos ha gustado tratar de este asunto. Sin embargo, ello es necesario a fin de despejar ciertas dudas y de clarificar un aspecto real de nuestra existencia, el cual, aunque molesto, no por ello deja de ser menos real. Este asunto es pues: la existencia y la función del Šaytan – lapidado sea – en nuestras vidas.

Primeramente, hemos de decir, que lo que principalmente caracteriza al Šaytan es el orgullo y la envidia. Vemos esto en el episodio de la creación de Adam – sobre él la paz- cuando Allâh ordenó a todos los ángeles sin excepción postrarse ante él (Adam). Todos excepto Iblis lo hicieron, quien movido por el orgullo y la envidia se negó. En ese momento fue desposeído de sus privilegios, siendo castigado por toda una eternidad. Pero envidioso como es, no solicitó perdón a Allâh, llegando incluso a pedirle que le diera poder para asediar a su mortal enemigo, el ser Humano, a fin de desviarle de la buena senda, pudiéndosele llevar con él al Fuego eterno. Veamos lo que dice el Libro de Allâh a su respecto.

“Y cuando dijimos a los ángeles: Postraos ante Adam y se postraron, aunque no Iblis que era de los genios y no quiso obedecer la orden de su Señor” (2-49)

Dijo: ¡Iblis! ¿Qué es lo que te impide postrarte ante quien he creado con Mis manos? ¿Te consideras demasiado grande para ello o es que estás entre los altivos? – Dijo: Yo soy mejor que él, a mí me creaste de fuego y a él lo has creado de barro

Dijo: ¡Sal de él! Realmente estás maldito. Mi maldición caerá sobre ti hasta el Día de la Rendición de cuentas

Dijo: ¡Señor mío! Concédeme un tiempo de espera hasta el día en que se les devuelva a la vida

Dijo: Estás entre los que se les ha dado un plazo

Dijo: ¡Por Tu poder que los extraviaré a todos! Con la excepción de aquellos que sean Tus siervos sinceros

Dijo: ¡Y por la verdad! Y es verdad lo que digo, que llenaré el Ŷahannam contigo, y con los que de ellos te sigan, todos juntos (Corán 38- 74 a 83)

Aunque hay muchos más versículos coránicos que hablan de las astucia y mal proceder de Iblis, pensamos que es suficiente con estos para poder explicar cuál es el papel de esta innoble criatura en la vida de los seres humanos.

Fijaos como, en lugar de pedir a Allâh perdón, en su soberbia y llevado por la envidia, llega a pedirle permiso para extraviarlos. Su odio hacia el ser humano es tan grande que prevalece sobre su adoración al Dios Todo Poderoso. Su odio es mortal de necesidad y es por ese motivo que Allâh nos ha avisado contra él diciendo que es nuestro enemigo manifiesto, pues emplea toda su sabiduría y astucia a fin de hacer mal a la criatura la cual quiere él creer que es la causa de su expulsión de la proximidad Divina.

Otro aspecto de este asunto que debemos tener en cuenta es que Allâh le ha permitido acercarse al ser Humano para tentarle, para presentarse ante él a fin de desviarle del camino, camino este que Iblis conoce mejor que el ser humano mismo.

Escuché a un sabio en una cierta ocasión, durante unas clases de Islâm en una mezquita de Bruselas (Al Muḥsinin) expresar que el mayor ˤalim que había sobre la tierra era Iblis. Evidentemente fluyeron las preguntas y el hombre respondió que en toda claridad Iblis era más sabio que el mejor de los sabios humanos pues él sabía nuestras debilidades y conocía nuestros puntos flacos para así saber cómo proponernos extravío. Este conocimiento no ha sido concedido a ser humano alguno, pero si a Iblis. No obstante, continuó el sabio, Iblis no puede hacer absolutamente nada contra los siervos virtuosos de Allâh quienes le han doblegado y sometido a esclavitud.

Se cuenta que el Profeta – sobre él la plegaria y la paz – expresó que el diablo de sayyidina Umar – que Allâh esté satisfecho de él – tenía tanto pavor de él que cuando Umar marchaba por una parte del camino, su diablo se ponía en la de enfrente, tanto era el miedo que le tenía.

Y esto porque según dice un hadiz, el Profeta – sobre él la plegaria y la paz dijo -:

A cada uno de nosotros se nos ha asignado un diablo, pero el mío se ha islamizado

En otra tradición profética encontramos las siguientes palabras:

“El diablo corre por vuestra sangre, debilitadlo, pues, mediante el ayuno”

Otra tradición profética dice:

Dichosamente no se le ha dado otro poder al diablo que el de sugerir mediante el bisbiseo (waswas)

Otras tradiciones dicen:

Lo que más ama el diablo es mezclar la mentira con la verdad

Es el gran Šaytan el que separa al hombre de la mujer

NAFS Y ŠAYTAN

En unas tradiciones procedentes de los sabios purificados del Islâm se dice que el Nafs es peor que 70 diablos.

Efectivamente, si como dice el Profeta – sobre él la plegaria y la paz – el poder del Diablo es solamente la sugestión, ¿quién, pues, ejecuta los actos de desobediencia siguiendo las sugestiones satánicas? ¿No dijo Yusuf – sobre él la paz – que el alma (nafs) tiende al mal? Es, en efecto, el alma, receptor y ejecutor y, por tanto, peor que el mismísimo Šaytan, pues ella tiene el poder de escuchar la sugestión, de sugerir por ella misma y de ordenar la ejecución de las malas obras.

Es por este motivo que en la Surat A-n-Nas se nos dice que los diablos se encuentran entre los genios y los hombres. Siendo desde luego el diablo hombre mucho más peligroso que el genio, ya que su maldad, una vez que su nafs se ha corrompido hasta el punto de que el hombre donde mora se ha perdido, es mucho mayor que la de otra criatura. Es pues, por este motivo, que el Libro de Allâh compara a los descreídos con los animales salvajes diciendo que son aún peores que estos. Y es por este motivo que Allâh – exaltado sea – en Su Libro divino dice que hay corazones más duros que las propias piedras.

Al igual que los diablos genios gustan de morar en espacios hediondos, como son los lugares de alivio y donde existen suciedades de todo tipo, el ser humano diablo gusta de ir a los lugares inmundos como son los lupanares, los centros de alcohol, juego y drogas, los lugares donde se frecuenta y se ejecutan males de todo tipo. El ser humano diabolizado frecuenta a gente de su estopa.

¿COMO PROTEGERSE DEL DIABLO?

La frase de protección por excelencia es bien conocida, pronunciada por sayyidina Ibrâhîm – sobre él la paz – cuando el enemigo vino a tentarle tratando de que no cumpliera la orden de Allah de sacrificar a su inocente hijo.

‘Aˤudu bi-l-Lâhi mina-š-Šayṭani-r-raŷîm – Me refugio en Allâh contra el diablo lapidado

Pero existen aún aleyas de protección y surats al efecto:

El Versículo del Trono, la Faṭiḥa, las tres últimas surats del Libro

En cuanto al versículo del Trono ha de ser recitado tres veces antes de dormir para protegerse del Šaytan

La Fatiḥah (7 veces) y el Versículo del Trono pueden ser recitados en cualquier momento del día o de la noche.

Las 3 últimas surats precedidas de protegerse del Šaytan y recitadas en número de tres por la mañana y tres por la noche protege contra la magia.

Asimismo los dátiles llamados Aŷwa, procedentes de una palmera madre que el Profeta – sobre él la plegaria y la paz – plantó con sus propias manos, son efectivos contra la magia y los bloqueos de todo tipo. El Aŷwa ha de ser consumido en ayunas durante siete días seguidos tomando un solo dátil cada vez.

Debemos asimismo no permanecer demasiado tiempo en el excusado, entrando en él con la Basmallah y con el pie izquierdo y saliendo con el pie derecho diciendo:

Aˤudu bi-l-Lâhi mina-l-jubzi wa-l-jaba’iz – Me refugio en Allâh contra las cosas malhadadas y dañinas.

Finalmente no debemos fumar, pues el tabaco o la šiša espantan a los ángeles protectores y crean malos hábitos procedentes de las sugestiones diabólicas.

Debemos encontrarnos en estado de ablución el mayor tiempo posible a fin de estar protegidos; asimismo recitar el Versículo del Trono con frecuencia para prevenir los robos y las desgracias. Cuando salimos de casa decimos:

Bismi-l-Lâhi tawakkaltu ˤalâ-l-Lahi wa la ḥawla wa la quwata ‘illâ bi-l-Lâh – En el Nombre de Allah, me remito a Allâh, y no hay Poder ni Fuerza sino en Allâh

Pero la protección mejor contra el lapidado es no escucharle, ser sinceros, puros, verídicos, bienintencionados, etc. Pues aunque seamos débiles, ser sinceros y verídicos nos dará fuerzas; si somos bien intencionados Allâh no nos dará otra cosa que lo que pedimos con nuestras intenciones, convirtiéndolas así en actos, pues, como ya sabemos de otras ocasiones, Allah da a razón de la idea que nos hemos hecho de Él.

Que Allâh nos proteja contra el diablo, nuestro enemigo, lapidado sea, que nos proteja de nosotros mismos, de nuestra alma, vicios, apegos, malos sentimientos y costumbres, que nos impida hacernos mal a nosotros mismos y al prójimo ¡Ya Allâh! ¡Ya Allâh! ¡Ya Allah!

Que Allâh nos perdone, nos guíe, nos dirija de las tinieblas a la luz y nos otorgue el Firdaws.