De la visita a las tumbas de profetas y awliyya – de la intercesión de ambos

Abdul Karim Mullor

Bismi-l-Lâhi-r-Raḥmâni-r-Raḥîm

Y la plegaria y la paz sean sobre el Enviado, corona y sello de los Profetas, nuestro señor Muḥammad, Abul Qasem, Ta Ha, Ya Sin, el Elegido, el Amado de Allâh.

Ahora que estoy comenzando a escribir estas palabras soy consciente de que la exposición va a ser larga, así que os pido tengáis paciencia y la leáis con atención, porque mediante estas palabras quiero resolver las reticencias que experimentan algunos con respecto a la intercesión de los virtuosos y profetas fallecidos a favor de los vivos. Por extensión, asimismo vamos a decir unas palabras sobre la siyara o visita piadosa a las tumbas de los ‘awliya y de los Profetas, explicando los importantes beneficios que dicha visita reserva.

Estado después de la muerte de profetas y awliyya 

Pero primeramente, para hacer las cosas siguiendo un orden y utilizando una lógica clara al alcance de todos, debemos explicar y tratar de comprender cuál es el estado después de la muerte de ‘awliyya (plural de wali o amigo de Allâh) y profetas. Y en referencia a esto disponemos de un hadiz el cual dice:

Los profetas en sus tumbas se levantan para rezar cuando escuchan el ‘Adan” (llamada a la plegaria).

Ahora bien, otro hadiz bien conocido nos dice lo siguiente: 

La tierra no puede corromper el cuerpo de los Profetas

¿Podemos olvidar el salat de los profetas oficiando como su imâm sayyidina Muhammad el día en el cual fue llevado por Buraq a Jerusalem, para desde la roca ascender a los cielos? Esa plegaria hecha por los Enviados, de los cuales Muhammad hizo de Imam, nos demuestra claramente que sus cuerpos rezaron en este mundo, no en el otro, tal y como si estuvieran en vida. La pregunta que se nos antoja entonces es la siguiente: ¿Sus cuerpos pueden manifestarse siempre en este mundo tal y como lo hicieron aquél día? Esta pregunta no puede ser respondida por las gentes de la Chari’a, sino por aquellos a quienes les ha sido revelado un conocimiento de orden superior.



Pero ¿qué ocurre con los ‘awliyya? ¿Aquellos quienes en vida amaron a Allâh y fueron amados por El? ¿Están vivos o muertos? La respuesta le encontramos fácilmente en un ayat del Qur’an y en un hadiz:

Y no deis por muertos a aquellos que han sido matados en el camino de Allâh; están vivos y reciben provisión de su Señor” (3-169)

En este sentido es de aplicación el hadiz según el cual el Profeta – sobre él la plegaria y la paz – nos transmite que la Guerra Santa Mayor es la que se hace contra las pasiones; y es de deducción forzosa que el mártir de esta guerra santa mayor es de una categoría superior al matado en la guerra santa menor.

En cuanto al hadiz que he mencionado, muestra esta superioridad de manera bastante aclarativa:

A la derecha del Misericordioso – en realidad Sus dos Manos son diestras -, se encuentran hombres quienes no son ni profetas ni mártires, y cuya claridad de rostro deslumbra a todo quien les mira. Los profetas y los mártires les envidian a causa de su plaza y de su proximidad a Allâh – exaltado sea. Alguien le preguntó: – ¿Quiénes son ellos? – El Profeta respondió: “Es una asamblea de personas pertenecientes a clanes diferentes, quienes se reúnen en vista del Recuerdo de Allâh, escogiendo decir las mejores palabras, así como un goloso no selecciona sino los mejores dátiles”.
Al Hakim – Kanz al Ummal 24655

Así pues, tenemos a otros creyentes cuyo estatus en la otra vida es superior al de los mártires, y a su vez son envidiados por éstos y por los profetas. ¿Podrían estar los mártires vivos, y ellos que gozan de un estatus superior, estar muertos? ¡Eso es imposible! pues son ellos cuyas almas fueron matadas en la Guerra Santa Mayor contra sus pasiones.

Resumiendo pues, aquí tenemos las pruebas de que tanto profetas, como mártires, como los awliyya se encuentran vivos después de la muerte, cada uno en su modalidad y en su estatus.

Intercesión por los vivos de profetas y awliyya

La siguiente pregunta que se nos presenta es: ¿Son ellos capaces de interceder junto a Allâh por los vivos?

La respuesta es simple: Un vivo puede interceder por los vivos, y ellos están vivos junto a su Señor.

Encontramos la prueba en la intercesión de sayyidina Musa – sobre él la paz – sobre el número de plegarias que los musulmanes debemos ofrecer a Allâh. Si él no hubiera intercedido por nosotros el número de plegarias que deberíamos ofrecer a diario sería de 50.
¡Ciego está quien niegue la intercesión de Musa! ¡Tan claro y diáfano es su Tawassul que negarlo sería un delito que haría prueba de una parcialidad sectarea!

Por otra parte encontramos otro hadiz que nos dice:

Enterrad a vuestros muertos junto a los hombres piadosos (salihin)

Vemos pues como estos piadosos son una baraka y una bendición para los enterrados junto a ellos. Y sobre esto, baste la prueba del hecho de que, tanto Abu Bakr Siddiq, como Umar Ibn al Jattab, fueron y permanecen enterrados junto al profeta

En un hadiz recopilado por Ibn Maŷah encontramos lo que sigue:

En el día de la Resurrección los Profetas serán los primeros intercesores, después vendrán los sabios e inmediatamente los mártires.”

He aquí un hadiz que reconoce el poder de intercesión otorgado por Allâh, no solamente a los profetas, sino a los sabios y los mártires.

Por otro lado numerosos hadices nos invitan a visitar los cementerios, entre otras cosas para recordar la vida futura; pero asimismo para saludar a los muertos que conocimos en vida y pedir por ellos. Tal es el caso de un hadiz que encontramos recogido en la obra « Ruh” de Ibn al Qayyim, cuyo significado es de que es imposible que cuando visitamos a alguien que conocimos en vida, esa persona no nos responda al saludo. Otros hadices nos dicen que el jueves a la hora del Asr y después del Asr es el momento en el cual las almas de los difuntos se encuentran más cerca de sus tumbas.

Si, como dice la Sunna, los fallecidos responden al saludo de los vivos; ¿quién podría atreverse a negar que en el caso de los awliyya y profetas, su relación con Allâh después de su muerte sea mucho más fluida que aquella que mantienen con los vivos a quienes responden el saludo?

¿Y si su relación con Allâh es más estrecha que con los vivos, pues se encuentran a Su Lado; qué podría impedirles interceder por aquél a quienes ellos devuelven el saludo, si este último se lo pidiera?

Quien esto niegue se asemeja a aquellos de quienes habla este ayat:

«Dicen los judíos: “La Mano de Allâh está cerrada ¡Que se cierren las suyas y sean malditos por lo que dicen! (Corán 5-66)

En el ayat al Kursi, el mismo Corán nos dice:

Nadie intercede ante El sino es con Su Permiso

Estas palabras, que muchos recitan a diario sin pensar, prueban que hay gentes de alto rango a quienes Allâh les ha dado el poder de intercesión; porque si fuera de otra manera, no se podría haber añadido a sino es con Su Permiso a nadie intercede ante El. Esto es tan elemental como deducción de este pasaje que no precisa de mejor explicación.

Efectivamente, quien niega la capacidad de profetas y awliyya, e incluso mártires, de poder interceder junto a Allâh por los musulmanes, se asemeja a los judíos quienes pretendían que las Manos de Allâh estaban encadenadas para conceder Sus favores. A ellos les interesa que Allâh se encuentre sobre una gran silla (a la que llaman Trono) y no se mueva de allí ni haga nada sin pedirles permiso a ellos, quienes por otra parte se asimilan, como acabamos de decir, a aquellos que quisieran controlar las Manos de Allâh en toda circunstancia – que Allâh les confunda o les guíe según su condición interior.

El Tawassul (intercesión ante Allâh) no consta de hacer cosas sin el permiso divino, ni pedir a nadie en lugar de Allâh, sino aprovechar del estatus elegido que tiene esa persona junto a Allâh para solicitar de ellos que pidan a Allâh por uno; o, en el mejor de los casos, y esta es nuestra opinión, en aprovechar el estatus de elegidos que tienen junto a Allâh, para pedir a Allâh en ese lugar donde se encuentra enterrado aquél a quien El ama. Es esto lo que practicaba el Imâm Šafi’i quien visitaba con frecuencia la tumba de su maestro Abu Hanifa, y allí realizaba peticiones a Allâh.

La visita a la tumba de los awliyya – sus beneficios


¿No equivale una plegaria en la Ka’aba y en la mezquita del profeta a 1000 de las que hacemos diariamente? ¿No equivale una plegaria en el Quds a 500?

Efectivamente, hay lugares donde la Baraka divina se derrama con especial intensidad, tales como la Ka’aba, la mezquita del profeta, la mezquita de Al Aqsa y las tumbas de los ‘awliyya. Pues, mientras en Makka se encuentran las benditas piedras que conforman la Ka’aba, en las tumbas de los awliyya se encuentran espíritus y cuerpos luminosos, tales que Allâh ha dicho de ellos en hadices qudsi:

El corazón del Mu’min es mejor que la Ka’aba”.

“Ni los cielos ni la tierra son capaces de contenerme, pero el corazón del mu’min si es capaz de contenerme”. 

Hadices ambos que cuentan con una cadena de alrededor de 48 transmisores, entre los que se encuentran: Ali, Hassan, Imâm Šadili, etc.

Es así pues que las tumbas de los awiliyya y de los profetas son lugares sagrados (muqaddasa) en los cuales se manifiestan la Sakina y la Baraka de Allâh.

La visita piadosa – siyara


El viaje (siyara) a algunas de estas tumbas presenta grandes ventajas y bendiciones, de las cuales un servidor ha sido testigo y beneficiario en numerosas ocasiones. Cuando una persona se encuentra apretada en sus asuntos y va a visitar a un wali en su tumba y pide a Allâh en ese lugar, Allâh concede lo pedido en virtud del amor y la preferencia que El – alabado sea – guarda por ese wali.

El adab (comportamiento) en estas visitas debe ser el siguiente:


A / Entramos en el recinto en estado de ablución, saludamos al wali y pedimos las bendiciones divinas por él.

B / Seguidamente recitamos una Fatiha y alguna otra surat del Qur’an del orden de la Yasin, Waquiˤa o Mulk.

C / Seguidamente hacemos una du’a; en ella podemos pedir de diferentes maneras; he aquí pues las dos posibilidades válidas:

1 / ¡Sidi Fulano (nombre del wali)! Dile al Profeta – sobre él la plegaria y la paz – que le pida a Allâh por tal o cual cosa (objeto de la demanda). O podemos solicitarle que pida a Allâh directamente por nosotros.

2 / ¡Oh Allâh! He venido a visitar a Tu amado, al que tantas bendiciones concediste; concédeme oh Señor tal y cual cosa pues lo necesito y Tú lo sabes bien.

Yo utilizo esta segunda pues viene más con mi mentalidad y mi manera de sentir; sin embargo, la primera modalidad es válida para quien quiera utilizarla.

Vuelvo a repetirlo, por experiencia propia, esas visitas desatan los nudos, resuelven los problemas y dan apertura a los necesitados; pudiendo además ser causa de la curación o mejora de enfermedades físicas o psicológicas.

En ellas he podido experimentar cosas maravillosas que escapan a las leyes de la física y de la mente, sin que venga al caso en este momento explicar cómo y cuáles son.

Algunos malvados apuntan a que hay gente que se acerca a la tumba de los ‘awliyya para pedirles a ellos en lugar de Allâh. Quienes estos dicen necesitan sea un psiquiatra, un exorcista y un gran arrepentimiento, pues grave es que un musulmán diga sobre otro que se encuentra cometiendo idolatría. Se trata de una falta de las más graves, pues ni tan siquiera sugerir que pudiera haber musulmán alguno que pidiera a otro que Allâh es la peor de las calumnias, cosa que solamente puede ser hecha por alguien quien alberga el Diablo en su corazón. Acusar a alguien de shirk es el peor insulto que se pueda cometer contra nadie y puede ser respondido por Allâh con un gran castigo y humillación.

Cierto es que algunos ignorantes exageran, sacrifican animales y hacen otras cosas altamente inapropiadas en las tumbas; pero eso tiene una simple solución, a saber:

Se coloca en la entrada de las tumbas un manual de instrucciones de cómo debe uno comportarse en un lugar semejante.

En cuanto a la construcción de mausoleos, grandes o pequeños, para guardar las tumbas de profetas o ‘awliyya, debemos decir que al tratarse de muqaddasa (lugares sagrados) se intenta preservar el lugar de la rapiña de los animales y de los malos hábitos de los humanos; se busca mantenerlas adecentadas y facilitar en ella la reunion y el confort de las personas que vengan a visitar el lugar en grupo; así como de mostrar un respeto por la persona que se alberga en la tumba y sobre la Baraka que Allâh derrama sobre el lugar.

¿No es acaso el velo de la Ka’aba de seda bordada en oro? ¿No es acaso el metal del canalón de la Ka’aba el oro? ¿No se ha protegido Safa’, Marwa y el maqam Ibrâhim?

Entonces, si cómo acabamos de demostrar, esos lugares albergan corazones en los cuales Allâh se manifiesta, ¿qué mal habría en construir en las tumbas de awliyya y profetas para facilitar las visitas y que los musulmanes se beneficien de ellas?