De la caridad – De Abdul Qadir Jilani

De la obra «Sirrul ‘asrar» – El secreto de los secretos – traducido por Abdul Karim (José Luis) Mullor

Hay dos clases de caridad: la caridad prescrita por la religión y la caridad espiritual, que es de una naturaleza diferente. Los dones prescritos por la religión se extraen de las ganancias obtenidas legalmente en este mundo. Una vez que hemos destinado una cierta cantidad para la familia y el hogar, una parte del excedente es distribuido entre los necesitados. La caridad espiritual, sin embargo, es extraída de los bienes obtenidos del más allá. Ella también es distribuida a los necesitados, a los espiritualmente pobres.

La caridad consiste en dar la limosna al pobre. Allâh lo ordena diciendo:

Ciertamente las limosnas no son destinadas sino a los pobres e indigentes” 9-60

Lo que se da para este fin pasa entre las Manos de Allâh antes de que alcance a aquél que lo necesita. La finalidad de la caridad no consiste por tanto ayudar a los necesitados, ya que Allâh es Aquel que satisface todas las necesidades, sino en convertir las acciones del donante en aceptables por Allâh.

Los que son próximos de Allâh consagran los beneficios espirituales de sus buenas acciones a los que cometen faltas. Allâh – Altísimo – manifiesta Su Misericordia por una parte dando a los transgresores, en proporción de las plegarias, los ayunos, las limosnas y los peregrinajes de aquellos de Sus siervos que tienen la intención de sacrificar las recompensas espirituales que pueden esperar como resultado de su adoración et de sus devociones. Allâh en Su Misericordia cubre y esconde las faltas de los pecadores en recompensa por las devociones de Sus buenos servidores.

La generosidad de estos creyentes es tal que ellos no ganan nada para ellos mismos; ni la reputación de pasar por buenos, ni la esperanza en la recompensa en el más allá. Pues aquél que toma este camino ha perdido hasta su propia existencia misma. Se encuentra en estado de quiebra total debido a su extrema generosidad. Allâh ama a quienes son generosos hasta el punto de estar totalmente arruinados en este mundo. Nuestro maestro el Profeta – la plegaria y la paz sobre él – ha dicho:

Quien lo ha dado todo y no espera poseer sea lo que fuere se encuentra bajo el cuidado de Allâh en este mundo y en el otro.

La gran dama Râbia’a al Adawiyya – que Allâh esté satisfecho de ella – tenía la costumbre de pedir a Allâh diciendo:

Oh señor, otorga todo cuanto poseo en este mundo a los descreídos, y si yo tengo algún bien cualquiera en el más allá distribúyela entre Tus siervos creyentes. Todo lo que yo deseo en este mundo, es desearte a Ti, y todo lo que deseo del más allá, es estar conTigo. Pues el ser humano y lo que cae entre sus manos durante un breve instante pertenece solamente al Poseedor del uno y de lo otro.

Allâh devuelve a quien da al menos diez veces lo que ha dado:

Quienquiera que venga con un bien tendrá diez veces su valor 6-160

Otro beneficio procurado por la caridad es su efecto purificante. Ella lava todo cuanto poseemos y nos purifica. Si cualquiera resulta purificado de sus atributos egotistas, la misión espiritual que corresponde a la caridad ha sido llevada a cabo.

Poner distancia, por pequeña que esta sea, entre uno mismo y lo que uno cree que es suyo proporciona múltiples magnanimidades en el más allá. Allâh promete:

Quienquiera que hace a Allâh un préstamo sincero, Allâh se lo multiplica, y obtendrá una generosa recompensa. 57-11

Y

Tiene éxito quien la purifica* 91-9

* El alma

La caridad, “el don magnífico”, es una buena acción, una parte de lo que hemos recibido, ya sea material o espiritualmente. Ofrecedlo por el amor de Allâh. Aun si son prometidas por ello múltiples recompensas, no lo hagáis por obtener beneficio. Ofreced todos los dones y limosnas acompañándolas de delicadeza, de amor y de compasión, y no como si hicierais un favor, esperando agradecimiento, haciendo sentir a aquel que la recibe que se encuentra obligado hacia vosotros; que tiene una deuda, que os debe reconocimiento. Pues Allâh dice:

¡Creyentes! No hagáis que vuestras limosnas pierdan su valor porque las echéis en cara o causéis un perjuicio por ellas; como aquél que da de su riqueza por aparentar ante la gente, pero no cree en Allah ni en el Último Día. 2-264

No pidáis ni esperéis ningún beneficio material por vuestras buenas acciones. Hacedlo por al amor de Allâh. Allâh dice:

No alcanzaréis la virtud, hasta que no deis de lo que amáis.
Y cualquier cosa que deis, Allah la conoce
. 3-92