Cuando las profecías se cumplen
Cuando las profecías se cumplen
Cuando llega ese día, ese tiempo en el que las profecías de nuestro amado profeta – sobre él la plegaria y la paz – se cumplen, y uno, perplejo, no puede llegar a realizar que ese tiempo ha llegado.
Y no es por desconfianza en las palabras de Muḥammad. Es, al contrario, por estupor, anonadados al ver las causas concretas que nos han llevado a una tal situación. No podemos creer que se haya llegado a un extremo tal de descuido, de indolencia, de imitación del error por pereza, de seguir a quienes predican el mal simulando predicar el bien.
Dijo el Profeta:
Cuando lleguen los últimos tiempos, la religión de las gentes será la de amasar dinero. (Recopilado por A-t-Tabarani)
Allâh no retirará la ciencia arrancándola de las gentes, pero El la hará desparecer tomando el alma de los sabios hasta que no quede ninguno de ellos. Entonces, las gentes tomarán por jefes a los ignorantes, y cuando se les pregunte a estos a propósito de ciertas cuestiones, se darán el aire de saber sin basarse en ciencia alguna. Ellos se extraviarán y extraviarán a los otros.
(De Ibn Umar, recopilado por Al Bujari y Muslim).
He implorado a Allâh para que me conceda tres beneficios; Él me ha dado dos y me ha rehusado el tercero: Le he pedido que no arruine mi Comunidad por la escasez, y me lo ha concedido; le he pedido que no haga perecer a mi Umma por las catástrofes naturales y me lo ha concedido; le he pedido entonces que las gentes de mi pueblo no se maten los unos a los otros y me lo ha rehusado. (De Sa’ad Ibn Abi Waqass, recopilado por Al Bujari y Muslim)
De Ibn Masúd que el Mensajero de Allah – sobre él la plegaria y la paz – dijo:
“El Islam comenzó como algo extraño y volverá a ser algo extraño, bienaventurados los extraños”.
Se dijo: “¿Quiénes son ellos, Oh, Mensajero de Allah?”
Él respondió: “Los que son honrados cuando la gente es corrupta”.
En un otro relato en Al Tirmizi:
“Aquellos que reforman lo que fue corrompido de mi sunnah por la gente.”
«Seguiréis el camino de los que os precedieron, paso a paso, de tal manera que aún si entraran a la madriguera de un lagarto, entraréis allí también». Ellos dijeron: «¡Mensajero de Allah!, ¿te refieres a los judíos y cristianos?». Él respondió: «¿A quién si no?» (Al-Bujari y Muslim).
Si después de aprender esto no reflexionamos…
Si después de saber cómo son estos tiempos no nos despertamos; si no tomamos en nuestras manos la responsabilidad que se nos pide, entonces no reclamemos nada. Si caemos en la indolencia y seguimos como niños pequeños a aquel flautista que se llevó a todos al río para que se ahogaran, no pidamos explicaciones sino a nosotros mismos.
Estos tiempos han llegado y los estamos viviendo
Por ello, y aún a pesar de la extrañeza que nos causa ver a tantos y tantos imbuidos en las mentiras y las manipulaciones, debemos comprender que las profecías han de cumplirse, y que las gentes que viven en estos tiempos, aunque musulmanes, como dice el hadiz, son fútiles y etéreos como la espuma producida por el golpeo de las olas del mar.
Nos extrañamos ver a tanta gente siguiendo a ignorantes; pero no nos damos cuenta que ello estaba profetizado. Y nos es difícil aceptarlo porque nos encontramos anonadados de estupor al contemplar con cuánta facilidad se engaña a los musulmanes y con cuánta facilidad estos caen en el engaño.
¡Realmente, estamos perplejos! ¡Sí, estamos perplejos! Nos frotamos los ojos creyendo que no es verdad lo que estamos viendo.
Por decirlo en un lenguaje popularmente asequible: un tonto nos puede intentar vender un carrito. Y eso, hasta cierto punto, nos podría parecer dentro del guion. El verdadero problema es que muchos compran los carritos que venden los tontos. Y entonces ya uno no sabe quién es tal; si el que lo vende o el que lo compra. El tonto pasa por sabio y es seguido con aplausos.
Dejando a un lado la chanza y la ironía podemos decir que, para aquellos que seguimos la religión de una manera sabia, de la manera que la Amana de Allâh exige de nosotros, la situación actual del Islam es tan lamentable que se necesita de un profeta para levantarla y cambiarla. Sabemos asimismo que ya no vendrá ningún profeta.
¿Hay solución? Sinceramente, creemos que no la hay, salvo que…
Salvo que venga alguien con una fuerza divina que destroce todo cuanto construyeron los farsantes que pululan por las mezquitas y los púlpitos. Y ese alguien debe venir con algo equivalente al bastón de sayyidinâ Mûsâ – sobre él la paz -.
Pues, o se divide el océano en dos; o se tiñen las aguas de rojo, o esto no cambia.
Entretanto, hermano, si tienes suerte con Allâh:
¡Despierta; sacude tu modorra; actívate, y si puedes entra en el grupo del que el Profeta dijo:
Bienaventurados los extraños
De conformidad con el dicho del Profeta – sobre él la plegaria y la paz-:
Quien llame al camino recto, tendrá la misma recompensa de los que le sigan, sin que haga disminuir en nada la de ellos