Cosas a conocer sobre las visiones verídicas

Abdul Karim Mullor

A-s-salamu ‘alaykum – La paz sobre vosotros

Algunas veces hemos escrito sobre los sueños verídicos, explicando sus simbologías, las condiciones para que ellos se den; en qué clase de personas y circunstancias se pueden dar, y con qué asiduidad dependiendo del tipo de personas y su circunstancia.

Asimismo contrarrestamos la doctrina psicoanalista que promulga que los sueños proceden del subconsciente y que ellos muestran una simbología acorde con los complejos de la niñez o de las frustraciones de la libido. Solamente, con respecto a esto último, debemos decir que se trata de una teoría tenebrosa y maligna tendente a intentar cambiar la naturaleza íntima del ser humano, corrompiéndola mediante el morbo y el oscurantismo. Sí, Freud practicaba sin duda alguna la doctrina de Harut y Marut. Pero dejemos esto ahí, de momento, y vayamos a la simbología de las cosas percibidas en los sueños, a fin, primeramente, de que se puedan distinguir los sueños verídicos de las películas que podemos ver cuando estamos dormidos, y que no son otra cosa que caprichos del alma representadas por imágenes.

Primeramente, hemos de decir, que cuando dormimos, el Ruh sale de nuestro cuerpo y entra en el Barzaj, ya sea en los estratos superiores o inferiores, dependiendo del estado de cada uno. Aquel que lleva una vida disipada tendrá lo que llamamos pesadillas, pues verá cosas que se corresponden con su estado interior cuando se encuentra despierto. Las personas que llevan una vida descuidada de Allâh verán imágenes dispersas, a modo de largas películas porque en su vida real viven presa del materialismo y descuidados del Recuerdo.

Mientras, por otro lado, hay personas cuyo Ruh navega por los siete cielos. Algunos ven a los ángeles, y otros, más avanzados en espiritualidad podrán ver al Profeta – sobre él le plegaria y la paz -, quien les dará mensajes acordes a su estatus en la vida real. Otros pueden ver a Allâh bajo alguna de las formas en la que El quiera presentarse, debido a que su Ruh llega hasta el mismísimo Trono divino.

Ver al Profeta en sueños de manera asidua es una prueba de que dicha persona se encuentra en el Camino de Allâh, y que ha llegado lejos en su caminar. Más aún, si el Profeta le habla o abraza y le transmite mensajes. A juzgar por la experiencia, esto no ocurre, hoy por hoy, sino con un número excepcionalmente reducido de personas.

Menos son aún, aquellos, quienes, de una forma u otra, han llegado a ver a Allâh en más de una ocasión. Ello es signo de que su Ruh asciende al límite superior del Barzaj, porque su alma se encuentra sometida a los designios Divinos, y Allâh la recompensa devolviéndola al origen, aprovechando que el cuerpo se encuentra inerte en esos momentos.

En cuanto a las imágenes que recordamos cuando despertamos de esas experiencias, hay que comprender un hecho simple: y es que nuestra imaginación y cerebro no pueden procesar lo realmente vivido, ya que las formas, las realidades en las que hemos estado, no tienen simetría en el mundo que vivimos, es decir, lo grande no puede ser contenido en lo pequeño; al regresar el Ruh, el cerebro las procesa y las traduce a imágenes del mundo material en el que nos encontramos.

Es por esto último que los sueños necesitan interpretación y que esa interpretación se realiza a través del Corán y de la Sunna. Ahora bien, solamente hay dos tipos de personas que pueden interpretar un sueño verídico:

La primera categoría es de aquellas personas familiarizadas con lo que se ha dado por llamar el “Kashf” (desvelamiento). Estas personas forman parte de aquellos en los que Allâh se ha convertido en el ojo con el que miran (como dice el hadiz qudsi) y cuya firasa (mirada penetrante) mira con la Luz de Allâh.

La segunda categoría es la de aquellos quienes, formando parte del mundo del Yaqin (la certeza) tienen una larga y extendida experiencia con las visiones verídicas por experimentarlas de manera continuada y repetida.

En cuanto a los objetos soñados, aparte de lo que ya hemos nombrado: Allâh y Su Profeta, aquellos cuyo corazón se encuentra inmerso en el Recuerdo de Allâh podrán ver o verse de manera continuada:

El Sol, la Luna, los ángeles, el Universo, los astros, caminando sobre las aguas; volando por los cielos; muriendo de una manera u otra; dirigiendo el salat de pocas personas o de una muchedumbre; se podrán ver de una altura excepcional, y otras cosas que a la misma imaginación le resulta difícil llegar a sospechar.

Como hemos dicho la interpretación ha de hacerse de acorde al Corán y a la Sunna, en los que sin duda encontraremos lo suficiente para explicarlos.

Y esto es un Arte de los artes de Allâh, cuya destreza Allâh la otorga a quien Él quiere sin deber consultar con nadie.