Convencer y sugestionar a través del miedo

Convencer y sugestionar a través del miedo

A-s-salamu ˤalaykum – La paz sobre vosotros.

Esta técnica es utilizada por todos aquellos quienes desean imponer sus puntos de vista errados, sabiendo que carecen de argumentos y de razonamientos correctos. Es pues, infundir miedo, la prueba inefable de la inconsistencia de una tesis.

Por lo tanto, se recurre al miedo como artefacto a fin de conseguir los resultados apetecidos. Dichos resultados son: dominar las mentes y los corazones de las gentes a fin de servirse de ellos como lacayos. Estos siervos seguirán, sin duda alguna, las indicaciones de sus dueños. Esta técnica es utilizada por las sectas.

En realidad, es así como la Iglesia Católica ha conseguido tantos seguidores. Se les ha inoculado el miedo a la condenación eterna si no se seguían sus dogmas. En el caso en el que la sugestión no fuera suficiente como argumento, entonces se recurría a la violencia, bajo excusa de extirpar un hereje de la sociedad sacrosanta. Ya, en las Confesiones de San Agustín, el de Hipona proponía castigos ejemplares para los arrianos a quienes acusaba falsa y taimadamente de ser adoradores del sol y de la luna.

Y bien, el argumento del miedo es el mismo utilizado por las sectas llamadas islámicas, que desde la entrada de los ingleses en Arabia, bajo la mano de Hempher y su cliente Muḥammad Ibn ˤAbdil Wahhab (que Allâh de buena cuenta de ellos) quiso corromper el Islam para así deshacerse del mayor obstáculo que les separaba del control de la región. Y, tal y como lo hacía la Iglesia, viendo que sus métodos habían tenido un gran éxito, ellos aplicaron el molde. El método inquisicional fue aplicado a sus conciudadanos. Como sus razonamientos no eran aceptados, se recurrió al viejo argumento del miedo al Infierno. Cuando dicho argumento no cuajaba en ciertos espíritus bien formados en el conocimiento de la religión, entonces se recurría al crimen.

Es así que el hermano del herético Muhammad Ibn Abdul Wahhab llegó a decirle:

Los cuernos del chaytan que el Profeta dijo iban a salir por el Naŷd eres tú

El miedo, hermanos/as, es algo que procede del mismo chaytan:

El Shaytán os infunde temor con la miseria y os manda la avaricia, pero Allâh os promete perdón de Su parte y favor (2-268)

Y le respondimos y lo libramos de la angustia. Así es como salvamos a los creyentes. (21-88)

Allâh lo libró de las maldades que tramaron (40-45)

Un hadiz qudsi es aclarador sobre este asunto del miedo, ya que dice, entre otras cosas:

Yo me comporto con Mi servidor según la idea que él se ha hecho de Mí.

En cuanto al temor reverencial de Allâh, prescrito en el Corán y en la Sunna, nunca entra en colisión con la confianza. Tanto el uno como la otra operan conjuntamente en el mismo sentimiento que es, reconocer el peso de la Grandeza divina.

Por otra parte, Allâh – Altísimo – en otro hadiz de tradición santa, dice:

Mi Misericordia supera Mi Cólera.

Este miedo que es infundido por las sectas radica en practicar el terror e infundirlo en los corazones de los musulmanes. Porque no hay peor miedo para un musulmán que el de verse condenado eternamente por realizar una práctica herética. He aquí cómo, contrariamente a lo que hace Allâh en el Corán, que amenaza con el Infierno a los increyentes, los sectarios amenazan con el Infierno a los propios musulmanes. No obstante, nosotros por la Gracia divina, tenemos prometido el Paraíso por haber formulado las dos šahadas.

De esta manera, los sectarios inventan que la práctica tradicional y correcta del Islâm es herética para así sgestionar a la mayor parte de sus seguidores. Estos, aterrados como están, no serán capaces de plantearse que los heréticos son aquellos que les enseñan. El pavor que infunden las llamas del Infierno atenaza sus mentes si contradicen a aquellos quienes ellos presentan como sabios.

No obstante, como hemos visto, el miedo viene del diablo. De hecho, él se apoya en la desesperanza y en el terror.

Porque sólo el pueblo infiel desespera de la misericordia de Allâh (2-87)

Y el temor legítimo de Allâh no es otra cosa que la preocupación por hacer algo que Le enoje – exaltado sea -viendo que nuestra naturaleza humana es imperfecta y nuestra alma caprichosa.

Las técnicas del terror

Los sectarios – que Allâh libre a los musulmanes de ellos – infunden el terror sobre parcelas bien precisas de la creencia. Ellos argumentan que entre ellos hay reputados y egregios sabios que conocen todas las competencias de la religión.

Y ellos son sabios porque beben de la milagrosa agua del Zem Zem, que convierte al más tarugo (y a fe que lo son) en guía de la Humanidad.

Y como viven cerca de la Ka’aba, en la tierra en la que nació el Islâm, por fuerza tienen que ser los más listos. Poco importa que su voracidad les lleve a llegar a comerse medio cordero en una sola noche. No fue un embarazo el que proveyó de sobrepeso a ese tal Sudaisi, ese recitador del Corán con voz medio femenina. Este hipócrita atizó a la matanza de musulmanes en Siria.

En realidad, estos que ellos presentan como “sabios” son los más lascivos y voraces devoradores de los bienes de este mundo. Sin dejar en el olvido que seguramente sean de lo más malvado entre los humanos.

Por otra parte, si ya el terror irreflexivo por irse al Infierno fuera poco, ellos deforman la realidad hasta el punto de que los actos más normales de la vida podrían verse como grandísimas desviaciones que un Dios inventado por ellos castigaría con el peor de los suplicios. De esta manera, todo el que se mueva se condena.

Así, ellos infunden miedo diciendo que tales o cuales actos, realizados de una manera inocente y con buena ni’a (intención) pueden ser:

Idolatría – Innovación – Prohibiciones que llevan al Infierno irremediablemente.

Y como sus sirvientes y seguidores, aterrados como están los pobres, no pueden hacer nada que sus “sabios” no les permitan. Aquellos, ignorantes fanatizados arremeten enconadamente contra el resto de los musulmanes a fin de contaminarles con su mismo virus. Si ellos se equivocan no soportan que haya otros que triunfen.

De esta manera, el débil e ignorante pretende que todo el mundo le siga y se haga partícipe de su terror.

Curiosamente, ellos no tienen miedo del mal comportamiento con el resto de los musulmanes, porque los miembros de la secta les han permitido ejercer violencia verbal o física contra ellos. Sin embargo, es de eso de lo que deberían avergonzarse pues Allâh no es ciego ni sordo. El puede, sin duda alguna, en virtud de Su Poder soberano, salir en ayuda del inocente y castigar al culpable.

Esta falta de principios, esta falta de humanidad, de hermandad y de buen comportamiento es puesta en relieve en el Corán y en la Sunna en diversas ocasiones. Eso vendrá más adelante…