Competid en las buenas obras
Por Abdul Karim Mullor
En el Nombre de Allâh – el Todo Misericordioso, el que manifiesta Su Misericordia
Señor nuestro, haz oración sobre Muhammad, Tu servidor y enviado, el profeta iletrado, así como sobre su familia y compañeros y sobre todos la paz perfecta.
¡Competid en las buenas acciones! (5-48)
Pocas veces una aleya del Corán ha sido tan mal comprendida como esta. En efecto, muchos ven en ella un acicate para incurrir en una competencia desleal, así como una puerta abierta a las excusas a fin de dar rienda suelta a la envidia, la deslealtad, y en casos extremos la traición.

Competid en las buenas obras no es tratar de ser mejores que los otros, no es imitar las acciones de otros para destacar sobre ellos; no es entrar en insidias buscando el «propio interés».
No se puede ni se debe tomar una parte de una aleya, sacarla de contexto y construir un castillo de arena sobre ella. Ni tan siquiera puede tomarse una aleya entera para hacer esto, ya que la metodología del tafsir (exégesis) del Corán nos exige que tengamos en cuenta el motivo por el cual fue hecha descender; se nos pide que la comparemos con otras semejantes y traigamos a colación los hadices que explican ese mismo asunto. Dice el Libro de Allâh:
Di: Todo procede de Allâh ¿Qué le pasa a esta gente que apenas comprende lo que se les dice? El bien que te toca procede de Allâh y el mal de ti mismo (4-78)
Cualquier dolor que os aflija es a causa de lo que se buscaron vuestras manos, sin embargo, El pasa por alto muchas cosas. (42-28).
Consignamos, a la vista de estas aleyas, que el mérito de las acciones no corresponde al ser humano, sino que procede de Allâh, Quien nos ha dado la sabiduría, las fuerzas y la resolución para hacer el bien. ¿Cómo entonces podrían ser mejores unos que otros, si todo bien procede de Allâh?
Esto demuestra que “competir en ser mejor que…” es un error, incluso una deslealtad hacia nosotros mismos y hacia aquellos de los que pretendemos ser mejores.
Y en verdad que el mejor de entre vosotros es el que más piadoso (49-13)
¿Qué es ser piadoso? Esto nos lo explica el Libro de Allâh en varias aleyas.
“Acudid prestos hacia un perdón de vuestro Señor y a un Jardín preparado para los piadosos cuyo ancho son los cielos y la tierra. Esos que dan en los momentos de desahogo y en los de estrechez, refrenan la ira y perdonan a los hombres. Allâh ama a los que hace el bien. Aquellos que cuando comenten una indecencia o son injustos consigo mismos, recuerdan a Allâh y piden perdón por sus faltas – porque ¿quién perdona las faltas sino Allâh? – y no reinciden en lo que hicieron después de saberlo.” (3 -133,134, 135)
¡Creyentes! Sed firmes en favor de Allâh, dando testimonio con equidad. Y que el odio que podáis sentir por unos, no os lleve al extremo de no ser justos. Eso se acerca más a la piedad. Y temed a Allâh, El conoce perfectamente lo que hacéis. (5-9)
Estas aleyas nos dejan ver quiénes son los piadosos y cuáles son sus señales.
A /Aquellos que piden perdón a Allâh; b/ los que son generosos incluso en momentos de apretura; c /quienes refrenan la ira; d / perdonan a los hombres; e / los que hacen el bien; f / los que cuando cometen una falta se arrepienten y no recomienzan; g / los que dan testimonio con equidad, incluso en contra de ellos mismos y de sus próximos; h / los que refrenan su aversión.
Cuando uno desea competir en las buenas obras para cumplir el mandato divino no debe hacerlo tratando de establecer una competencia a nivel personal a fin de ser mejor que este o aquel. Es más, no se trata de intentar imitar a otros, sino de admirar el bien que hay en ellos y reprocharse a sí mismo perder su tiempo y energías, hacer autocrítica por no llegar a hacer el bien como otros lo hacen y de verse vergonzosamente en desventaja.
No se trata pues de una carrera para ver quien llega el primero, sino de un darse coraje en obrar el bien, en apoyarse, y en el caso de una persona sola, de tomar nota como se deben realizar las buenas acciones y como se debe ser.
Contrariamente a esto, muchos han tomado esto para dar rienda suelta a su orgullo y a vulnerar los derechos ajenos, entrando así en una competencia desleal hermana de la injusticia y de la opresión. Si ven a una persona adelantada en la ciencia van a cortarla el paso y a quitarla de en medio. Incluso algunos llegan a calumniar para despojarla de su puesto o ponerse ellos o a algunos de su complacencia. Esto es lo que algunos entienden por “competir en la buenas obras”; o mejor dicho, lo que quieren entender.
Todos somos testigos de cuantas deslealtades se dan entre los miembros de la comunidad musulmana: robos de proyectos; intentar llegar a ocupar un puesto sin capacidad para desempeñarlo poniendo todo tipo de trabas a los capacitados. De todo esto resulta una comunidad gobernada por tiranos donde la sabiduría es puesta al servicio de oscuros intereses, donde los ignorantes, y a veces los malvados, se suben a las cátedras a fin de hacerse pasar por sabios. Una comunidad pasiva, conformista, proclive a ser manipulada de mil y una maneras.
Un buen musulmán no puede actuar así, convirtiendo una virtud en un vicio y abriendo la puerta de par en par al mal que se encuentra en su corazón.
En resumidas cuentas la competencia en el bien ha de ser la ayuda mutua en el bien, la imitación, no de la buena obra en sí, sino de la predisposición ajena a ejecutar buenas obras, ya que obras de bien hay muchas y cada uno debe ejecutar las suyas, dependiendo de sus capacidades y circunstancias.
Que Allâh nos perdone, nos guíe, nos dirija de las tinieblas a la luz y nos otorgue el Firdaws