Clasificación del Hadiz – III – Las clasificaciones tradicionales

En el Nombre de Allâh – el Todo Misericordioso – el que Manifiesta Su Misericordia; y la plegaria y la paz sobre Muḥammad, siervo y Enviado de Allâh, así como sobre su familia y compañeros.

Es necesario saber…

Es necesario tener en cuenta que las divisiones de los ḥadices no responden únicamente al criterio de veracidad o falsedad, sino que, antes bien,  ellas constituyen una escala sobre la consciencia más o menos firme, más o menos documentada, de sus grados de consistencia.

A nadie de buena fe podría ocurrírsele que en la colecciones de ḥadices los recopiladores hubieran infiltrado hadices falsos o algunos sobre los que existiera una duda de su autenticidad. Su método de elección de hadices fue exhaustivo, tanto, que la dureza de los filtros llegaba a veces al borde de aquello que por puntilloso podría ser considerado como desquiciante. Esto es totalmente aparte del hecho de que algunos de los recopiladores citaran hadices erróneos o falsos, a fin de mostrar al lector que no deberían fiarse de ellos, provisto que andaban de boca en boca, historias sobre las cuales hicieron todo tipo de comentarios a fin de confirmar su no-elegibilidad en materia de Sunna. Pero esto corresponde a una parte de su obra, en la cual no se encontraban recopilados los hadices auténticos.

Algunos, haciendo gala de una gran ignorancia, han considerado esta clasificación como si fuera el Organigrama de una sociedad, o una especie de Catecismo de la Sunna, fuera de lo cual, todo resultaría ser pecado y sedición. Faltaría más, viniendo de quienes viene…

No, no se puede estudiar un asunto tan sensible y grave como es el hadiz, a través de una mentalidad obtusa, cerrada y enclaustrada, dentro de parámetros de alto contenido coercitivo. Ahora bien, y esto no contradice lo expresado, era necesario que los sabios del hadiz establecieran dicha clasificación a fin de evitar abusos de todo tipo y cualquier clase de acusaciones derivadas de la incomprensión, y quien sabe si de mala fe. Proteger la religión del poder de los sultanes y de las gentes de influencia ha sido siempre un objetivo prioritario de los sabios de nuestro Din que merecieron el nombre de tales.

Efectivamente, tal y como hemos dicho, los sabios del hadiz no fueron nunca burócratas, ni gentes quienes dispusieran de sellos de legalización administrativa. Antes bien, eran gentes humildes, dotados de una sabiduría especial y de una sagacidad a prueba de cualquier envite. Las palabras del Profeta – sobre él la plegaria y la paz -, formando como forman, parte integrante de la Revelación de todo derecho, debían ser acometidas con una gran dosis de paciencia, con un gran ejercicio de apertura de espíritu y de comprensión.

Existen anécdotas variopintas de las discusiones entre los sabios del hadiz, las cuales serían seguramente dignas de entrar en cualquier tratado al efecto. Y no estaría de más tenerlas en cuenta, en una época esta, en la cual la confusión y la falta de claridad han nublado los espíritus de tantos y tantos. Nosotros no vamos a traerlas a colación, pero si vamos a citar una de ellas a fin de que el lector comprenda de qué materia estaban hechas estas gentes, sabias y temerosas de Allâh:

Existe un hadiz recopilado por al Qurtubi en su obra titulada al-Tadhkira:

Se cuenta bajo la autoridad de Abdullâh Ibn Masˤud – que Allâh esté satisfecho de él – que el Profeta de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – dijo: “El Mahdi aparecerá en el fin de los tiempos en el Magreb Extremo y marchará victoriosamente sobre una distancia de cuarenta millas. Sobre sus estandartes blancos y amarillos estarán escritos signos, uno de los cuales es el Nombre supremo de Allâh. Ninguno de sus estandartes sufrirá la derrota: viniendo del litoral, su punto de partida hacia el Oriente se hará a partir de una montaña llamada Masna situada en el Magreb. Los estandartes del Mahdi serán confiados a un grupo con el cual Allâh se ha comprometido en un pacto para otorgarles la victoriaEstos son el partido de Allâh. Los partidarios de Allâh ¿no son ellos los dichosos vencedores?

Tan convencidas estaban las gentes de la veracidad de este hadiz que, relata el historiador Ibn Jaldún, como en la época muchas gentes visitaban una montaña llamada Masna en las afueras de Fez, a fin de ver si el Mahdi había aparecido o no.

Sin embargo, Ŷalaluddin Suŷuti, quizás el más grande muḥaddiz (sabio del hadiz) de toda la historia del Islâm, informa en sus comentarios, como no había llegado hasta él dicho hadiz, y cómo no comprendía que criterios había utilizado el Imâm Qurtubi para considerarlo como veraz.

Ahora bien, Suŷuti no llegó a desmentir el hadiz, ni acusó al Imâm Qurtubi de inventarlo; solamente nos informó de su extrañeza de que un hadiz así no hubiera llegado hasta su conocimiento.

Esta manera cuidadosa de actuar, esta paciencia mostrada por el Imâm Suŷutî, contrasta con la agresividad de los mal llamados “muhaddices” de esta época; gentes quienes con una dosis nada desdeñable de malicia declaran falso cuanto desconocen y todo cuanto contradice su manera de pensar y de actuar. Claro que antes los sultanes no solían intervenir en asuntos de religión y ahora no dejan de hacerlo una y otra vez, cuando no la inventan y la reformulan.

Dichosamente, como dijo el Šayj al Alawi – que Allâh esté satisfecho de él – el esfuerzo del hadiz estaba ya terminado hace siglos antes de que hicieran aparición los nefastos Muḥammad Ibn Abdil Wahhab y Nasiruddin Albani – que Allâh los confunda tal y como ellos confundieron y confunden a tantos y tantos hombres de bien-.

Esa coplilla utilizada por tantos representantes del Islam mercantil de “hadiz autentificado por Albani”, no es garantía pues de otra cosa de la NO autenticidad de un hadiz o de un libro de hadices. Los musulmanes deben huir de estas obras como se huye de la peste y de las sobras de la comida en estado de putrefacción, las cuales son únicamente visitadas por moscas y otros insectos.

Dedicaremos más adelante un escrito aparte sobre los defraudadores y falsificadores del hadiz, en el cual detallaremos las técnicas empleadas por estos nuevos hipócritas de la época moderna.

Sigamos pues con las clasificaciones tradicionales del ḥadiz, formuladas, como hemos dicho, con el fin de erradicar toda sombra de duda, así como a prevenirse de todo ataque, sobre la autenticidad de la Sunna.

Ni que decir tiene que si la Sunna del Profeta – sobre él la plegaria y la paz – no hubiera tenido detractores y falsificadores, las divisiones que vamos a presentar no hubieran tenido lugar, ya que la autenticidad de las recopilaciones no hubiera sido contestada por nadie.

Clasificaciones tradicionales del Hadiz

Antes de introducirnos de lleno en dicha clasificación, debemos recordar cuales son los principios considerados por los recopiladores de los hadices para considerarlos como válidos. Repetimos que este esfuerzo ya estaba hecho hace siglos y que no trae cuenta recomenzarlo de nuevo:

1) Continuidad en la cadena de transmisores.

La cadena de transmisores tiene que ser ininterrumpida y cada transmisor tiene que haber escuchado la información del hadîz del transmisor precedente.

 2) Integridad de los transmisores.

La integridad de los transmisores se establece observando si practicaban el Islam en su integridad; si eran personas de fiar, o dadas a la mentira y la fantasía.

3) Memorización exacta del hadiz.

Comprobar que los transmisores tenían una memoria fiel. Sobre todo cuando se da el hecho de que el hadiz es transmitido por varias cadenas diferentes y no existen variaciones en el texto.

4) Que no contenga contradicciones.

Es importante que el hadiz no se contradiga con hadices similares que traten de las mismas materias, los cuales se clasifiquen como más fuertes que el primero. Por ejemplo que un transmisor contradiga otro transmisor sobre el que se tiene mayor seguridad o que exista una diferencia entre el significado de un hadiz con otro hadiz más autentificado.

 5) La ausencia de defectos en el hadiz

Un defecto que arrojara dudas sobre la autenticidad del Hadiz. El defecto puede estar en la cadena de transmisores, en el texto o en ambos.

Las clasificaciones en ellas mismas

  1. El Hadiz no repetido (Hadiz al Aḥad)

Narrado por tres o menos de tres personas en su cadena de transmisores y que por tanto no llega a la categoría del hadiz repetido o recurrente.

B.- El repetido o recurrente (Mutawatir).

 La condición principal es que el hadiz debe haber sido narrado al menos por cuatro personas diferentes y que todas ellas coincidan en su contenido palabra por palabra. Este tipo de hadiz puede ser según su solidez:

1) Saḥiḥ: Es el máximo rango que puede alcanzar el Hadiz. Se le denomina sahih que quiere decir sano, es decir, en él no hay duda alguna porque se dan las cinco condiciones de las que hablamos anteriormente.

2) Ḥassan : Constituye el segundo rango en importancia a la hora de clasificar los hadices. Se considera ḥassan o bueno aunque no tiene la misma fuerza que los hadices sahih. La diferencia está en que cumple los cincos criterios antes mencionados, excepto que el tercer criterio lo cumple de manera somera y ajustada. Recordemos los Saḥiḥ Bujari y Muslim como en el mismo ḥadiz se llegan a ofrecer variantes las cuales unas completan a la otras, sin contradecirlas lo más mínimo.

3) Daif; Es el hadiz que no cumple con uno de los cinco criterios. La mayoría de ellos no parecen cumplir con la primera o la tercera de las condiciones. Ahora bien, no debemos concluir por esto que un hadiz clasificado Daif sea hartamente improbable. Al contrario es extraordinariamente improbable que no sea verídico.

Y esto lo muestra el hecho de que todos los muhaddices y ‘ulama de la ‘Umma, convencidos de su autenticidad, ha considerado los hadices daif buenos y convenientes para acercarse a Allâh y adornarse con la virtud. Mientras los hadices Saḥiḥ y Hassan han sido utilizados en la legislación y el cumplimiento de los cinco pilares del Islam.

Sobre el hadiz qudsi

Para todos aquellos quienes hubieran querido hacer del hadiz qudsi una clasificación diferente de las expuestas, habremos de decir que no es así. En realidad, el hadiz qudsi en cuanto a su clasificación, sigue los mismos criterios que el resto. Lo que hace a esta clase de hadiz especial es el hecho de que se trata de Palabras de Allâh expresadas por el Profeta comenzando comúnmente por: “Dice Allâh…

Es pues en consideración al Altísimo que se llaman qudsi (santos).

Conclusiones

Debemos recordar nuevamente, y nunca lo será demasiado, que esta última clasificación no es un cuadrante exacto para juzgar sobre la veracidad de un hadiz, sino antes bien, para establecer cuáles de ellos presentan (presuntamente) más fortaleza con respecto a los otros, habida cuenta de que dicha fortaleza no debe comprenderse con respecto a su veracidad, sino a la confianza que uno puede llegar a sentir de lo sólido de su transmisión. Algunos necesitan ser asegurados una y otra vez, habida cuenta de su escasa capacidad de comprensión la cual no les permite acceder al perfume de la Verdad procedente de Allah.

¡Cuántas veces un hadiz daif habrá acercado a personas a Allâh y de cuantos problemas habrá librado a la Umma!

¡Cuántas veces el conocimiento de hadices daif habrá servido a tantas y tantas personas para su adoración!, habida cuenta de que su conocimiento les ha sido más provechoso que el de los hadices Sahih, los cuales, por ejemplo, servían para establecer las condiciones del rezo, habida cuenta de que el conocimiento de estos últimos ha sido siempre la responsabilidad de los ‘ulama y no de los servidores, cuyos corazones en millares de ocasiones resultaban ser más puros que el de centenas o millares de sabios de la Ley.