Ciencias del Hadiz – Sus falsificadores y detractores
En el Nombre de Allâh – el Todo Misericordioso – el Que Manifiesta Su Misericordia; y la plegaria y la paz sean sobre nuestro señor Muḥammad, su familia y compañeros.
Dijimos en otras ocasiones que aquellas sectas empeñadas en debilitar al Islam, no podían encontrar terreno libre en el Corán, ya que dicho libro no puede ser adulterado excepto en las traducciones a otras lenguas. Visto entonces la cantidad ingente de hadices existentes desde los principios de la recopilación de la Sunna, su estrategia se basa en intentar debilitar dicha recopilación arrojando sospechas sobre buena parte de lo antiguamente validado por los sabios del hadiz de todos los tiempos.
Este singular atentado contra las bases del ‘Islâm comenzó con la anuencia de los ingleses y la colaboración del corrupto y herético Muḥammad Ibn ˤAbdi-l-Wahhab, quien fue el agente que necesitaba Inglaterra para, corrompiendo el ‘Islâm, afianzar su poder sobre el Oriente Medio.
Desde este momento, que data ya de hace 3 siglos, los ataques contra la Sunna del profeta – sobre él la plegaria y la paz – se han sucedido, uno detrás del otro; hasta tal punto que los libros de referencia del hadiz han quedado únicamente a disposición de los árabe parlantes, habiendo recalado sus traducciones auténticas, y de fiar, a través de las numerosas imprentas existentes en el Líbano, así como en países con lenguas procedentes del ‘urdu. En cuanto a las traducciones de los sahih de Arabia Saudita y demás países del Golfo, ni que decir tiene que han sido adulteradas a fin de seguir la siniestra obra de los detractores del hadiz. Tal y como asimismo no son de fiar aquellas colecciones “revisadas por Albani”, y aquellas otras repartidas en centros Rey Fahd, en imprentas salafistas, del tabligh y las de los Hermanos Musulmanes.
Algunos de los enemigos de la Sunna pueden ser conocidos como detractores del hadiz, mientras otros, quienes alegan defender la Sunna, son simplemente adulteradores. Estos últimos son más peligrosos que los primeros, en tanto y en cuanto, dicen amar lo que en realidad aborrecen.
El Corán ordena obedecir y seguir al profeta
No pocas son las aleyas en las cuales el Libro de Allâh nos ordena seguir y obedecer a Muḥammad – sobre él la plegaria y la paz -:
Di: Si amáis a Allâh seguidme, que Allâh os amará y perdonará vuestras faltas. Allâh es Perdonador y Compasivo. (3-31)
Di: Obedeced a Allâh y al Mensajero, pero si os apartáis…Ciertamente Allâh no ama a los que reniegan. (3-32)
¡Vosotros que creéis! Obedeced a Allâh, obedeced al Mensajero y a aquellos de vosotros quienes tengan autoridad. Y si disputáis sobre algo, remitidlo a Allâh y al Mensajero, si creéis en Allâh y en el Último día. Esto es preferible y tiene mejor resultado. (4-58)
Quien obedece al Mensajero está obedeciendo a Allâh. Y quien le da la espalda…No te hemos enviado a ellos para que seas su guardián. (4-79)
¡Vosotros que creéis! Obedeced a Allâh y a Su Mensajero, y puesto que podéis oír no os desentendáis de él. (8-20)
Di: Obedeced a Allâh y obedeced al Mensajero… Pero si os apartáis, a él solo se le pedirán cuentas de aquello que se le ha encomendado, así como se os pedirán a vosotros de lo que se os ha encomendado. Y si le obedecéis seréis guiados. Al Mensajero no le corresponde sino transmitir con claridad (24-52)
Y estableced el salat, entregar el zakat y obedeced al Mensajero para que se os pueda dar Misericordia (24-54)
No corresponde a ningún creyente ni a ninguna creyente elegir cuando Allâh y Su Mensajero han decidido algún asunto. Quien desobedezca a Allâh y a Su Mensajero se habrá extraviado en un extravío indudable (33-36)
¡Vosotros que creéis! Obedeced a Allâh, obedeced al Mensajero y no echéis a perder vuestras obras. (47-34)
¿Cómo pues es posible que pueda haber personas quienes piensen tan mal de Allâh que le consideren capaz de no poner los medios para cumplir con una orden que El Mismo ha dado en tantas ocasiones?
No salimos pues de nuestro asombro ante aquellos quienes se llaman asimismo “coranistas” alegando que solamente se debe seguir el Corán, cuando Allâh Mismo nos ordena seguir la Sunna. Argumento peregrino donde los haya.

Los detractores
Ente los detractores del hadiz ocupan el lugar de honor los Ahmadiyya. Se trata de una secta de origen paquistaní que reniega de la Sunna como parte de la Revelación argumentando que los hadices fueron recogidos por hombres y que no existe seguridad que lo que se expone en ello sea con evidencia, palabra del Profeta – ‘alayhi-s-salatu wa-s-salam-. En realidad dicha secta va más lejos que eso ya que niega, independientemente de admitir o no su veracidad, la Sunna como formando parte de la Revelación. Esto mismo es equivalente negar la segunda parte de la šahada (Muḥammad rasulu-l-Lâh) al negar una parte esencial de la profecía como es el hadiz.
Otra clase de detractores del hadiz son movimientos locales como el dirigido por Adnan Ibrâhîm, del cual no nos extrañaría nada que estuviera patrocinado por los Hermanos Musulmanes; grupo éste, que, como pulpo de múltiples brazos, apoya entre bastidores todo aquello y todo aquél que pueda dañar la integridad del Islâm.
Este señor, y otros señores del mismo talante argumentan, con poco éxito, todo hay que decirlo, que existen hadices en las colecciones sahih que contradicen el Corán. Cuando exponen las razones y de cuales hadices se trata lo hacen con una buena dosis de maldad, escondiendo hadices que completan el expuesto, sacándolo de contexto y comparándolo con la aleya del Corán que les conviene.
Otro grupo de detractores del hadiz son los iraníes, autodenominados ši’as. Irán se encuentra comprando voluntades de gente, quienes haciéndose pasar por sunnis, siguen el camino trazado por los políticos persas. Sus argumentos son los mismos que los de Adnan Ibrâhîm, siendo sus fines diferentes.
Entre los ši’itas los hay quienes dicen que ciertos transmisores del hadiz no eran personas de fiar; eminentemente: nuestra madre ‘Aˤiša, Umar, Abu Hurayra y algunos otros. Y estas afirmaciones son graves por dos razones fundamentales:
1 / Se pone en muy mal lugar al Profeta – sobre él la plegaria y la paz -, a quien se le acusa de no conocer convenientemente a quienes confiar sus palabras, y no solamente sus palabras, sino que acusan al hombre más sabio de la Humanidad de no conocer con quienes formaba familia y a quienes frecuentaba.
2 / Por otra parte, al retirar de la transmisión de los hadices a los actores ya citados, se está poniendo en tela de juicio la mitad de la Sunna; vista la cantidad de hadices transmitidos a través suya resultaría ciertamente asombroso, fuera de toda objetividad, no aceptar esta parte de la Sunna y sí la otra mitad.
Siempre hemos hablado la verdad y nunca hemos escondido nuestro pensamiento; pero hemos de decir que no creemos en absoluto en ese pretendido acercamiento propuesto por las autoridades religiosas iraníes con respecto al Sunnismo, visto el abismo que los separa de los sunnitas, y visto igualmente sus esfuerzos activos para destruir entre bastidores cuanto se pueda del hadiz entre los sunnis, activando para ello grupos de desestabilización.
Los adulteradores
Lo peor no es negar la verdad; lo peor es destruirla bajo la pretensión de que se la sigue y apoya. Esta es la actitud del diablo representada en el siguiente hadiz:
“Lo que más ama el Demonio es mezclar la mentira con la verdad”
Como hemos dicho en numerosas ocasiones todo comenzó cuando Inglaterra deseaba extender su influencia en Oriente Medio, y al no encontrar manera alguna de corromper a las autoridades, así como a los ‘ulama, encontró su aliado ideal en Muḥammad Ibn ˤAbdil Wahhab, quien ayudado por el espía inglés, M. Hempher, falsamente convertido al Islâm, desarrolló un programa ideológico y político para destruir el califato Otomano, dándose, ya que estaban puestos, la libertad de destruir las bases del Islâm.
Para esto, el astuto Ibn ˤAbdil Wahhab, comenzó a poner en tela de juicio todos aquellos hadices auténticos los cuales no convenían a su programa. Algunos de estos hadices los declaró falsos y otros sospechosos, cosa que fue secundada mediante la fuerza y los asesinatos de sus aliados, la familia Saˤud; familia esta del Naŷd, región maldita por el profeta – sobre él la plegaria y la paz –, quien declaró que por aquella región saldrían los cuernos del diablo y unas gentes que saldrían del Islam a la velocidad que la flecha lo hacer del arco.
Esta labor fue retomada y secundada por el gran Šaytan del siglo XX, Nasiruddin Albani, quien no solamente se contentó con declarar falsos muchos hadices auténticos (entre ellos varios hadices qudsi), sino que además tachó de débiles la casi mitad de los hadices recopilados hasta entonces. Este diablo humano llegó incluso a recortar mitades de hadices del Sahih Bujari y Muslim, recosiéndolos con otros, creando así un esperpéntico híbrido, cosa que ningún espíritu malvado hasta la fecha, había sido capaz ni tan siquiera de llegar a concebir.
Esta nefasta criatura llegó incluso a llamar incrédulo al Šayj Bujari, e hizo, por otra parte, takfir sobre la mitad de la ‘Umma. Un claro signo es que nació en 1914, año en el cual comenzó la Gran Guerra. Albani tuvo su particular Verdún bombardeando las líneas férreas de los creyentes y dinamitando el hadiz.
¿Cómo semejante personaje ha podido tener y tiene aún seguidores? Es algo que fríamente no se puede llegar a comprender, salvo que uno admita que la maldad, o la ignorancia, o quizás una mezcla de ambas, ha ganado los corazones de muchas de las gentes de estos tiempos.
Su labor destructiva fue seguida y agrandada por los šuyuj del petróleo bajo la bendición de la familia Saˤud, originaria en principio de un judío iraqí, mercader de dátiles, que vino a instalarse en el centro de la región del Najd (Dariya), llamado Mordejai.
Mencionaremos algunos de aquellos quienes han seguido dicha labor destructiva: Ibn Baz, Ibn Uzaymin, A-s-Sudaysi, Al ˤArifi y Fawzan, aunque en dicha escuela no faltan repuestos para quienes, de entre ellos, van abandonando este mundo.
Abdul Karim Mullor