Camino para ser amado por Allâh

La paz sobre vosotros.

Un hadiz qudsi dice :

A quien daña a uno de Mis awliya, Yo le declaro la guerra a él. Mi siervo se acerca a Mí con aquello que le he encomendado como obligatorio Mi siervo sigue acercándose a Mí con obras voluntarias hasta que Yo le amo. Cuando le amo, me convierto en la lengua con la que habla, el corazón con el que siente, el oído con el que oye, el ojo con el que ve, las manos con las que coge y los pies con los que anda. Le daré todo lo que Me pida. Le ayudaré, cuando me pida ayuda lo protegeré si busca la protección en Mí (Bujari, Riqaq, 38)

La ciencia del interior (ˤIlmu-l-batin) es uno de los secretos de Allâh y depende de Su decisión: El escoge libremente los corazones a quienes la confía” (Suŷi, Dailami)

. Y aún: “Existen dos ciencias; una de ellas reside en el corazón, y esta es la ciencia útil; la otra se limita a los discursos; este es el argumento que Allah opondrá al hombre” Darimi, Abu Nu’aym, Ibn Abi Shayba y al-Hakim (Kanz 28945 y 28946).  

Vayamos entonces al primer hadiz, y pongamos la vista en las siguientes palabras:

 Mi siervo sigue acercándose a Mí con obras voluntarias hasta que Yo le amo.

Y preguntémonos de qué clase de obras voluntarias se trata, y si dichas obras se encuentran recomendadas en alguna parte, de tal manera que todo aquél que quiera acercarse a Allâh pueda saber cuáles son. En toda evidencia, en lo que respecta al resto de las ciencias del Islam, vemos que existe una pauta y unas recomendaciones que son ofrecidas, ya sea en el Corán o en la Sunna o en el consenso. Por todo lo que conocemos del Islâm y la confianza que tenemos en el saber islámico podemos concluir que todo ello debe estar convenientemente establecido.

Es así que estas obras voluntarias vienen especificadas en diferentes aleyas y hadices, y que además se han recopilado de tal manera exacta que hacen el objeto de una ciencia aparte, la cual, si atendemos al segundo hadiz, ha sido llamada por el Profeta – sobre él la plegaria y la paz – “ˤIlmu-l-Batin” o “Ciencia del Interior”.

La ciencia del interior (ilmu-l-batin) es uno de los secretos de Allâh y depende de Su decisión

Y esta ciencia conserva unas condiciones y unas pautas sin las cuales no puede ofrecer el objeto deseado, que no es nada más y nada menos que acercarse a Allâh para ser amado por El, con todos los beneficios que ello conlleva.

Ahora  bien, como dice el Profeta no todos pueden seguir esta ciencia pues depende de la decisión de Allâh:

El escoge libremente los corazones a quienes la confía

Es así que nos encontramos con una ciencia que se aprende por el corazón, y no por el cerebro racional ni por el conocimiento lógico-filosófico, tal y como expresa el tercer hadiz:

Existen dos ciencias; una de ellas reside en el corazón, y esta es la ciencia útil

Se trata pues de una ciencia llamada “Ciencia del Interior” que reside en el corazón y que nos enseña a acercarnos a Allâh indicándonos cuales son los actos voluntarios necesarios para ello:

Mi siervo sigue acercándose a Mí con obras voluntarias hasta que Yo le amo.

Los maestros de esta ciencia han elaborado con la asistencia Divina una serie de actos y de invocaciones que dan forma concreta a estas obras voluntarias. Esto procede de tiempos del Profeta, y ha sido transmitido de una generación a otra mediante una cadena ininterrumpida de cerca de 50 eslabones hasta el día de hoy.

En cuanto a los  actos voluntarios, la gama es amplia y pueden variar de una persona a otra dependiendo de las circunstancias personales, sociales, etc. El denominador común de todos ellos es el prescindir de nuestra voluntad para adaptarnos a la Voluntad divina, mediante actos conducentes a la purificación interior, siempre, y esto es condición indispensable, que se de en el creyente una sinceridad total. Todo esto ha de estar vigilado por un maestro que nos ayude a distinguir la procedencia exacta de todo cuanto se mueve en nuestro interior: Nafs, chaytan, Ruh, hasta que por uno mismo se llegue a hacer dichas distinción sin duda alguna.

En cuanto a las invocaciones vienen regularizadas en un conjunto de letanías llamadas “Wird”.

La estructura del Wird evoca los pasos que se han de dar en lo que en la Surat Al Fatiḥa se llama “Sirata-l-mustaqim; sirata-l-ladina ˤan ‘amta ˤalayhim”.

El primer paso es la invocación del ‘Istigfar, es decir, pedir perdón a Allâh. Un hadiz nos recuerda que el Profeta pedía perdón a Allâh 100 veces al día.

«Mi corazón está ocupado (con pensamientos), así que le pido perdón a Allâh 100 veces al día» (Muslim)

En cuanto al segundo paso, una vez previamente purificados mediante el Perdón de Allâh, procedemos a realizar salawat sobre el Enviado – sobre él la plegaria y la paz -.

Dice el Corán:

Es verdad que Allâh y Sus ángeles hacen oración por el Profeta ¡Vosotros que creéis! Haced oración por él y saludadlo con un saludo de paz” (33-56)

En función de esto, durante XIV siglos se ha utilizado la siguiente fórmula de invocación, que es recitada 100 veces:

¡Oh Allâh! Haz la plegaria sobre nuestro señor Muḥammad Tu servidor y Enviado, el profeta iletrado, y sobre su familia y compañeros. Y sobre ellos el saludo perfecto.

Finalmente, se atestigua la Divinidad y la Unicidad de Allâh otras 100 veces, según este testimonio y otros:

Allâh atestigua que no hay dios sino Él, así como los ángeles y los dotados de conocimiento, rigiendo con equidad. No hay dios sino Él, el Inigualable, el Sabio. Realmente la religión ante Allâh es el Islam (3-18 y 19)

Diciendo:

No hay otro dios que Allâh, Solo y sin asociados, a El el Reino, a Él la Alabanza, y Él es sobre toda cosa Poderoso.

Junto a estas invocaciones que son la base del Camino Recto, se pueden dar la recitación de algunas surats del Corán y la realización de raka’ voluntarias como pueden ser las 6 del Doḥa u otras 6 después del salat del Magreb.

En cuanto al desarrollo de las fases del Camino recto a fin de acercarse a Allâh y ser amado por El, se trata primeramente de realizar la obediencia, alejándose de lo prohibido, cumpliendo lo obligatorio como primer paso. Seguidamente debemos pedir perdón a Allâh por nuestras faltas; más adelante hacemos salawat sobre el Enviado y le amamos más que a nuestra familia y próximos, y luego nos dirigimos a Allâh proclamando Su Unicidad, pues es a Él a quien debemos remitir nuestros asuntos y nuestras vidas.

Conclusiones

Todo esto que acabamos de explicar es tan extraordinariamente elemental que no podemos comprender cómo es posible que se haya olvidado a tal punto que casi nadie lo conozca. Esto es una prueba más de la gran ignorancia en la que se encuentra sumida en estos días la mayoría de la Umma. Unos por estar ocupados por la Dunya, otros por considerar al Islam como una doctrina del Halal y del Haram; otros por inanición o pereza; otros porque por debilidad de carácter prefieren obedecer a aquellos que tienen dinero y fama; otros porque buscan el dinero y la fama; otros por intereses políticos, etc. El caso es que, sea como fuere, el verdadero Islam va siendo olvidado; no es entonces de extrañar que el Islâm se olvide de aquellos que no le consideran y se esconda a quienes se esconden de él. Esto es así, estos tiempos son de oscurantismo, de retraimiento del saber en pequeños grupos que, con la Gracia de Allâh conservan y conservamos aquello que consideramos como un tesoro sin cuenta y un océano sin fondo.

Solamente tocar a la puerta del saber con sinceridad para que esta se abra.

Pero, hoy por hoy, ¿quién es capaz de renunciar a todo por la Ciencia? El sacrificio exigido va en función del Bien a obtener. Esperemos que, al menos, nos apercibamos de esto.

Que Allâh guíe a la Umma al camino Recto y que haga triunfar Su Religión en toda situación. Amin.