Allah es Bello y ama la Belleza
En el Nombre de Allah – el Todo Misericordioso – el que extiende Su Misericordia
Allahu Yamil yuhibbu-l-Yamal – Allah es Bello y ama la Belleza
Seguramente el concepto de Belleza difiere de unos a otros. Los sentidos del ser Humano perciben la belleza o la fealdad de los objetos observados, y en este aspecto casi todas las personas coinciden en lo que es bello y lo que no. No ocurre así cuando hablamos de la belleza de las cosas no tangibles, como son el carácter, la bondad, las leyes, los pensamientos, las creencias, etc. En esto los seres humanos difieren a tal punto de que lo que es considerado bello para unos no lo es para otros. Y esto es porque en el interior de las personas reside un alma que expresa deseos diferentes para cada uno de nosotros.
Se impone entonces establecer un patrón de Belleza que no se encuentre limitado por los deseos de los seres humanos. Si consideramos que la Belleza existe habrá que definirla para conocer de qué se trata. Con mucho éxito a nuestro entender, ya Sócrates vinculaba la Belleza al Amor y a la Verdad. De tal manera, que según él, lo bello es un vehículo de la Verdad y una expresión del Amor.
Nosotros creemos que la Belleza no es otra cosa que una cara expresiva del Amor, y también de la Verdad, y que éste y la Verdad son un aspecto de la misma cosa que reside en una Unidad indivisible y Eterna. La Belleza es pues la expresión de la Verdad al nivel que ello proceda; mientras que el Amor es la fuerza que captando la Belleza accede a la Verdad, y una vez ascendido a ésta se convierte en Uno con Ella. El Amor es la Fuerza que da coexistencia a la Verdad la cual al manifestarse produce Belleza. Aunque la realidad última es que tanto Belleza como Amor y Verdad son una y la misma cosa cuando lo consideramos en su más elevada expresión.
Hay entonces una Belleza que se impone a las voluntades particulares, siendo ella una expresión armónica de la Verdad. Pues si Verdad hay que lo ilumina todo con su esplendor, bella ha de ser de pleno derecho.
Todo cuanto viene de Allah es bueno, es bello, es verdadero, es digno de ser amado. Es así que cuando Allah despliega Su Presencia en cualquiera de los universos existentes se genera la Belleza, que es una luz esplendorosa la cual se impone a cualquiera de las fuerzas de la creación. Lo bello entonces, lo es de por sí, y si alguien no encuentra bello lo que es, resulta ser entonces un producto de su fealdad interior; de la fealdad del capricho ciego e irreflexivo; de la fealdad de un Ego desabrido, voraz y permanentemente insatisfecho.
Si ya Allah es Bello, pues El es la Verdad y el Amor, entonces todo cuanto participe de la una y del otro, a cualquier nivel que ello sea, es bello de pleno derecho. Y como bello es digno de ser seguido por uno mismo y admirado en otro, para así generar la amistad entre dos individuos aparentemente dispares. Pues en realidad la amistad o el amor no es otra cosa que la Belleza contemplada en aquél o aquellos a quienes se ama. Y esa Belleza es contemplada y aceptada por la propia Belleza interior que emana de la Sinceridad, la cual es hija de la Verdad, y de la consciencia de lo que es bello en ello mismo.
La Belleza del alma es la quietud, la aceptación de todo cuanto nuestro Señor y Creador nos concede. Cuando esto es asumido la paz del alma se instala en nuestro ser y entonces seremos capaces de contemplar la Belleza allá donde se encuentre. Seremos bellos, amaremos la belleza, la armonía, la paz, el bien, el amor, el desprendimiento y nunca nos fatigaremos de ello pues viviremos en un permanente estado de beatitud interior.
Por eso los enviados del Señor, los profetas, los awliya, soportan cosas que otros no podrían, debido a su estado de paz interior. Ellos son bellos por dentro y transmiten las luces de su corazón al exterior; de ahí la atracción que ellos ejercen en aquellos seres humanos suficientemente sensibles para apreciar sus actos y palabras.
Es por ello que en la cosa que más se complace Allah es en el corazón del Ser Humano entregado a El. Allah encuentra en ese corazón la Belleza, reflejo de la misma emanada por El, y en ella, por decirlo de alguna manera humildemente alegórica, El se encuentra a Si Mismo.
“Ni los cielos ni la tierra pueden contenerMe, pero el corazón del verdadero creyente si puede contenerMe”.
Esto dice un hadiz qudsi que junto con el siguiente hacen de colofón a nuestra breve exposición. Y Allah sabe más.
“El creyente es el reflejo del Creyente (Nombre divino Al Mu’min)”